La ciudad de Lugo está claramente dividida en dos en cuanto a la presencia de okupas. El sur, que cuenta con inmuebles más modernos y con vecinos de menor edad, apenas cuenta con casos de allanamiento, salvo okupaciones puntuales en lugares aislados. El norte, sin embargo, lleva unos años sufriendo las entradas de residentes ilegales en muchas de las viviendas abandonadas que hay en los barrios de mayor tradición de la urbe.
Especialmente afectadas están las zonas de A Milagrosa, el Sagrado Corazón y A Piringalla. Todas tienen algo en común, que es el gran número de casas vacías, viejas y prácticamente abandonadas por sus dueños. Uno de los casos más recientes es el de una okupación sucedida el pasado mes de mayo, en la rúa Lamas de Prado. Entonces el sobrino de la propietaria de esta casa, dueño de una librería cercana, se encontró con que una familia se había metido a vivir en ese inmueble sin permiso. «Habían entrado a robar, les gustó, y decidieron quedarse. Los ampara la ley, que es lo que nos da rabia», afirmaba el lucense. Esa familia ya fue identificada por la policía en una redada de drogas en casas okupadas de Lugo sucedida el pasado octubre.
Hace apenas unas semanas, también salió a la luz la absolución de una familia que había okupado el pazo de A Fervedoira, un antiguo restaurante de lujo. El juez decidió que no eran culpables de un delito de usurpación pacífica por un error documental de uno de los dueños del pazo.