La cultura de la violencia

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

LUGO CIUDAD

DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

28 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La matanza de una veintena de escolares en Texas nos ha estropeado la semana. No porque la noticia nos sorprendiese, que tampoco sorprendió a los propios norteamericanos, sino porque una vez más nos ha devuelto a la realidad y llevado a reflexionar sobre la sociedad que estamos levantando. Y las conclusiones del análisis nos perturban enormemente. No lo estamos haciendo bien. Pero tampoco parecemos dispuestos a poner remedio.

No tenemos aquí el problema del acceso libre a las armas. De momento. Pero sufrimos, es de ofuscados no reconocerlo, un nuevo tiempo en cuanto a violencia. De todo tipo. Sin ir más lejos, en los últimos trece días se produjeron cuatro violaciones grupales en España. Alguna, aplaudida entusiásticamente. Y en Galicia, los delitos aumentaron el pasado año un 35,8 % en A Coruña, hasta un total de 12.873; siete puntos más que en Lugo y ocho más que Ferrol.

No hay que hacerle el juego al facherío, que sustenta parte de su vesania precisamente en la violencia. Pero eso no debe impedirnos ver con preocupación el problema. Porque existe. Y tenemos que reconocer que lo estamos dejando crecer sin poner remedio, quizás porque ya lo incorporamos a la cotidianeidad.

Estamos instalados en la cultura de la violencia. Los radicales del fútbol, las más de 650 pandillas que pululan por nuestras calles, las tragedias machistas, el acoso y las amenazas permanentes deberían de encendernos la luz roja del peligro. También que haya quien salga de copas armado con un machete o que esas noches de diversión acaben a tiro limpio, como ocurrió en Lugo.

La violencia la alimentamos cada día. Con las teles saturadas de schwarzeneggers, linchando sin reparo. Y atestadas de deportes violentos. Las redes atiborradas de insultos, provocaciones y desafíos. Y los medios diciéndonos que no todo el que comete un delito acaba pagándolo. Porque la chica iba en minifalda o porque hay que entender lo que hizo, ya que le sentó mal el alcohol. También Salvador Ramos, el asesino de Texas, era «muy educado» y «buena gente».

Luther King dijo que «el hombre nació en la barbarie». Y ahí quedamos, porque nos comportamos como el Australopithecus afarensis que vivió en Etiopía hace cuatro millones de años.