Jorge Gutiérrez, impulsor de Dale Una Vuelta: «Si la pornografía se normaliza no es extraño que ocurran violaciones grupales»

Suso Varela Pérez
suso varela LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Jorge Gutiérrez en Lugo, antes de la charla sobre los problemas de la pornografía
Jorge Gutiérrez en Lugo, antes de la charla sobre los problemas de la pornografía Carlos Castro

Este especialista en los problemas de adicción al porno defiende que se enseñe sobre sexo a los niños en las escuelas y en las familias para evitar que sea Internet quien ofrezca contenido sexual

27 may 2022 . Actualizado a las 11:15 h.

Jorge Gutiérrez Berlinches (Murcia, 1972) es el impulsor de la oenegé Dale Una Vuelta, que informa sobre la pornografía y sus efectos como adicción, además de autor del libro En la trampa del sexo digital, donde explica los daños que el porno causa en niños y adultos. Después de su paso esta semana por A Coruña y Santiago, este periodista y profesor del Máster de Educación Emocional de la UNIR cerró ayer en Lugo el ciclo de conferencias que la Concellería de Xuventude promovió sobre adicciones sin sustancias y sobre los peligros de que el porno llegue cada vez a edades más infantiles.

—¿La sociedad percibe la pornografía como una adicción?

—No, cuando tiene muchas similitudes con las adicciones más asentadas que todos conocemos. Sí se percibe como algo negativo, por su asociación a la violencia a la mujer o por el problema de que sea el primer acceso de los niños al sexo. Pero la consumición de pornografía y su adicción es un fenómeno silencioso, anónimo y secreto. En los talleres de nuestra asociación cada vez vemos a más personas que sufren mucho por el consumo de pornografía, personas que pierden a su pareja, y que entran en una situación peligrosa. Es un fenómeno que no se percibe a corto plazo, pero sí que emerge con el paso de los años.

—Entonces es algo que surge desde edades infantiles.

—Cada vez más, porque hay niños de 8 a 10 años que ya tienen acceso a móviles, por lo que o se educa o se va a convertir en una bomba de relojería. Es importante la educación en familia porque el acceso a la pornografía es muy fácil, no hace falta que la busquen. Hay que llegar antes de que sucedan los problemas.

—Supongo que para la mayoría de chavales, la pornografía es su primera referencia sobre el sexo.

—En los talleres que impartimos los adolescentes nos lo reconocen, que como no tienen información sobre sexo, recurren a la pornografía. Hay que entender que a determinadas edades uno despierta a la sexualidad y el porno, y además tal y como se ofrece hoy en día, es de un atractivo brutal para los chicos. Por eso es necesario hablar más sobre sexo, pero no con grandes charlas, pero sí como algo natural.

—¿Es la pornografía una especie de prostitución «light»?

—Pues sí porque es un producto de consumo digital, donde no hay presencialidad, y como que la distancia «protege» al consumidor. Pero hay que entender, sobre todo en el caso de los chicos que se están formando, que las cosas que uno ve influyen en la personalidad, que a su vez influye en lo que sentimos, y a su vez en las acciones que se toman. La pornografía en muchos casos es un camino hacia la demanda de prostitución, con pasos intermedios como el sexo interactivo o virtual. Sabemos que está aumentando el consumo de prostitución de los adolescentes.

«Con un móvil, el acceso de un niño al porno es muy fácil, no hace falta que lo busque»

—Y en los casos cada vez más habituales de manadas y violaciones grupales supongo que los perfiles de los autores son consumidores de pornografía.

—El otro día una abogada penalista me explicaba que llevaba veinte años trabajando en casos de naturaleza de agresiones sexuales, y cuando le pregunta a las personas investigadas o acusadas si consumían pornografía, todos les reconocían que sí. Es el problema de normalizar la pornografía, permites que se abran caminos y posibilidades, que unidos a otros componentes, como drogas, al final no es tan extraño que ocurran conductas tan agresivas y violaciones grupales.

—Es necesario que las Administraciones se impliquen.

—No hay campañas de sensibilización sobre las consecuencias negativas del porno. Francia e Inglaterra ya han dado pasos. No se trata de poner líneas rojas ni de prohibir, pero es bueno actuar ante tanta hipersexualización en anuncios, series, redes sociales... Por ejemplo, se suben vídeos en tiktok con acciones provocativas, eróticas, que son la puerta de entrada hacia la pornografía. Hay páginas web que te advierten si no tienes más de 18 años, pero no hay más comprobaciones. Sé que con esto nos movemos en terrenos complicados de la libertad de expresión, caer en el puritanismo o en debates morales, pero a la vez debemos entender que el consumo de pornografía está relacionado luego con problemas de salud mental, prostitución, indefensión de la infancia o violencia contra la mujer.

«Hay que adelantarse en la información sobre sexo a los chicos o lo hará internet»

Jorge Gutiérrez es claro sobre la necesidad de que los niños y chavales reciban información fiable sobre el sexo antes de que les llegue a través de la pornografía.

—¿Hace falta más información sobre sexo a nivel escolar y familiar?

—Hace 40 años, a nuestra generación, nadie nos educó sobre el sexo, no se hablaba de ello en los colegios ni en las casas. Es necesario cambiar el chip porque los tiempos han cambiado y vivimos momentos de intoxicación y desinformación por la Red. Por eso, a los padres y a los profesores les digo que o dan el primer paso y se adelantan o lo hará internet, por eso es urgente llegar antes de que los chavales accedan al sexo por la pornografía.

—Que estén preparados para cuando llegue ese momento.

—Claro, que los chavales tengan la información y un arma preparada para afrontar cuando vean la pornografía. Es necesaria la prevención pero también la confianza entre padres e hijos, para que estos tengan a quien acudir a ante cualquier duda.

—¿Está a favor de que se explique en los colegios, aunque esto puede crear problemas en algunas familias?

—Es difícil dar una solución pero sí hay que ofrecer una educación básica, con unos contenidos sexuales mínimos en el que todas las familias y la comunidad educativa esté de acuerdo y nadie se queje sobre esos contenidos. Pero es necesario que los chavales tengan información, y en el caso de la pornografía, que conozcan las consecuencias que tiene su consumo.