La peluquería de moda en Lugo ya está en marcha: «Da gusto cuando un cliente te dice que le cortes el pelo como tú quieras»

André Siso Zapata
André S. Zapata LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Montar un local unisex les costó a las dos lucenses casi 50.000 euros, pero se muestran ilusionadas por una aventura que «nació de nuestra amistad»

06 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Fue hace apenas unos meses cuando Diandra Otero y Tania Pereiro se lanzaron a la aventura más importante de su vida laboral. Varias semanas de estrés, dudas y mucho papeleo desembocaron en un «sueño hecho realidad». Y es que el pasado día 22 de diciembre del 2021, las dos mujeres lucenses pusieron en marcha un nuevo negocio en la ciudad amurallada, el Toxo Salón, una peluquería unisex «de estética industrial y vintage», según ellas mismas.

«Empezamos el día de la lotería, a ver si nos daba suerte», bromea Pereiro. Lo cierto es que el primer mes y medio no ha ido mal, según explican. «La gente del barrio nos ha acogido maravillosamente, y cada vez vamos notando que acude a nosotras más gente, ya sea a través del boca a boca o por encontrarnos a través de Internet», dicen. 

Son varios los factores que promovieron la apertura de este nuevo negocio. Lo que sí fue único fue el origen de esa decisión. «Las dos coincidimos trabajando en un centro de estética del centro de Lugo. Desde que nos conocimos, siempre tuvimos ganas de abrir nuestra propia peluquería», explica Otero. Fue en este 2021 cuando les surgió la oportunidad. «Estuvimos analizando diferentes opciones, y terminamos decidiéndonos por montar un local desde cero», afirma una de las nuevas dueñas. Y así lo hicieron.

Diandra Otero y Tania Pereiro, dueñas del centro de belleza Toxo Salón.
Diandra Otero y Tania Pereiro, dueñas del centro de belleza Toxo Salón. ALBERTO LÓPEZ

Tras enterarse de que se ofertaba un local vacío en la Praza de San Xoán, en la zona sur del municipio, pensaron que era la mejor opción. «Nos echaba algo para atrás la ubicación, porque es un barrio que está bastante lejos del centro, pero ahora estamos contentísimas», dice Pereira, «y ya nos han llegado a venir familiares de clientes de la zona que viven incluso fuera de Lugo», añade su compañera.

Una vez escogieron el local, llegó la hora de darle forma. «Queríamos un sitio abierto, luminoso, y con un estilo entre industrial y vintage», reconoce una de las responsables. La imagen de la peluquería dista de la presentación de los negocios donde trabajaron anteriormente, ya que querían probar «algo diferente, más moderno».

Están especializadas en el corte del cabello, tanto para hombres como para mujeres, y dejan de lado la parte más propia de un centro de estética. Abren de lunes a sábado, incluso sin cerrar al mediodía salvo el último día. Por el momento, son las dos únicas empleadas, pero esperan que, en el futuro, puedan dar trabajo a más personas.

Crear un local desde cero por 50.000 euros

«Para nosotras también es una experiencia nueva ser las jefas. Ahora tenemos que organizar y hacernos responsables de todo lo que le ocurra al negocio, y aún estamos en ese proceso de adaptación», dice Pereira. Ellas están siempre a la última. Pereiro dice que lee «hasta 15 revistas de moda al mes», ya que «es imprescindible estar al día». De cara al futuro, ya piensan en contratar a alguna trabajadora más. «Eso significaría que nos va bien, y además podríamos conciliar algo mejor, ya que las dos tenemos hijos a nuestro cargo», coinciden.

Todo el proceso de reforma, construcción y organización les costó entre 40.000 y 50.000 euros. Una cifra nada despreciable, pero que ambas esperan recuperar con creces a través de un negocio que «ilusiona». Además, cuentan con un importante colchón de clientes, «a los que atraemos desde las peluquerías en las que trabajamos antes de llegar aquí».

«A veces se echa de menos que apuesten por algo original»

Y es que los clientes forman una parte imprescindible del planteamiento de su negocio. Afirman que reciben, sobre todo, a hombres de entre 25 y 40 años. Con respecto al corte que buscan, Otero dice que «a veces se echa de menos que apuesten por algo original». «Que un cliente te de libertad total para que hagas lo que consideres es el mayor placer que hay», añade su compañera.

Ambas han trabajado siempre de cara al público, aunque Otero lo hizo en otros sectores además del de la estética. «Esa experiencia me ha ayudado a saber trabajar con la gente», afirma. Una gente con la que, de momento, están encantadas.