El artista de Lugo pinta los muros interiores del templo de Huete, en Cuenca
13 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.El artista Christian Villamide (Lugo, 1966) sigue reflexionando sobre los cambios que produce la acción del hombre en la naturaleza, la construcción del paisaje, la idea de territorio y la especulación o mercantilización de los espacios naturales. Después de su éxito en sus últimos proyectos en el CGAC y en el CAB de Burgos, ambos en el 2019, entre otros espacios, regresa este invierno a otro punto importante de su trayectoria como creador, Huete, en Cuenca.
Villamide presenta «Ausencia», la primera obra de arte contemporáneo en espacio público en el municipio conquense. Esta intervención se enmarca en la programación del Museo de Arte Contemporáneo Florencio de la Fuente. El proyecto de Villamide ha consistido en dorar dos muros de ladrillo de casi cinco metros de altura, que se levantaron dentro del edificio original de lo que fue el convento de los franciscanos de Huete (desde el siglo XIII a 1827) y cuya fundación está atribuida a Francisco de Asís.
La obra del creador lucense, que se puede ver hasta el 30 de marzo, está próxima a lo que fue la entrada de la nave de la iglesia. Al fondo de este espacio crecen los árboles más altos, situados en el lugar que habría pertenecido al retablo (muy probablemente decorado en su momento con pan de oro). «La imagen resultante nos sugiere reflexionar en torno a la metamorfosis de la madera de los árboles transformados en un retablo y este, a su vez, con el paso de los años, vuelto a convertirse en árboles. Ahora vemos un espacio arquitectónico cubierto de maleza y vegetación, que da cuenta muy explícitamente de una relación de coproducción siempre en proceso entre lo natural y lo cultural», señala el artista y comisario cultural Mario Guixeras.
Lo urbano en lo natural
Esta relación es característica en los proyectos del artista lucense. Si bien su interés fundamental se sitúa en la reflexión y acción desde el paisaje, cuando atendemos a proyectos que realiza en el exterior no asistimos normalmente a prácticas naturalistas. En cambio, se sirve de modos de hacer cercanos a su contexto real: urbanizado, procesado, complejo y polimorfo.
Guixeras expone que «de esta manera, encontramos en las intervenciones e instalaciones de Villamide una amalgama de materiales o procedimientos creativos que fluctúan entre lo puramente natural y lo estrictamente industrial».
La intervención, como ha ocurrido en otras obras de Villamide, en diálogo constante entre la mano del hombre sobre nuestro entorno natural, será efímera. En este caso se trata de un diálogo reflexivo y poético desde una mínima intervención como es la de pintar dos muros que, además, está previsto sean derribados en el momento en que comience la nueva rehabilitación y transformación de la antigua harinera y de las ruinas del convento franciscano.
«El resultado es una intervención de carácter temporal que reactiva el espacio enmarcándolo a través de los dos muros, entre los cuales respira un vano de unos cuatro metros y medio de anchura, y que los transforma en las paredes de un portal», explica Guixeras.
Por otra parte, Villamide participa en la exposición con fondos de las adquisiciones de las dos últimas décadas del CGAG en el Centro Cultural Marcos Valcárcel de Ourense, y que lleva por título «Néboas de luz. Unha mirada a Galicia», que se podrá ver hasta el 16 de enero.