antobio garrido
A José Luis Vázquez Meijide, «Mei», le pegó tarde el asunto de la pintura. Ya había pasado la treintena cuando decidió que era el momento de ir a clase, pero no fue un amor a primera vista. «A los cuatro meses dije ‘lo dejo’, pero luego, conocí la obra de Jorge Cabezas y me dije que lo que hay que tener es creatividad y descaro, y a mí lo que me sobra es descaro», afirma.
Y ahí comenzó la aventura. Mei comenzó a pintar, pero de una manera un tanto irregular. Hasta que una lesión el torneo de veteranos de baloncesto de Vilagarcía, la Master Senior League, allanó el camino hacia el óleo. «Acabé un cuadro y dije, ‘me gusta’, luego otro, y ya empecé a usar material bueno». Mei, además, tenía tiempo para pintar -siempre en el garaje de sus suegros, con música y a veces hasta bailando- y la fiebre fue creciendo.