De esta manera, señalan a Eduardo Castro, el subinspector de esa unidad y fallecido cuando ya había sido imputado, como el principal responsable de la creación de estos informes positivos. Apoyan así la versión de la defensa de Rodríguez y Pumares, que quisieron centrar los focos en él desde el principio del juicio.
El entonces inspector jefe, que ya lleva once años jubilado, declaró durante el juicio que la firma de esos dos informes era la suya, pero él no tenía nada que ver con su elaboración. «Yo tan solo firmaba. A las dos de la tarde tenía la mesa llena de papeles y no tenía tiempo de comprobar todo. Confiaba en mis funcionarios y en que los informes estaban correctos», defendió.