La conservación por encima de todo

Luis Latorre LUGO

LUGO CIUDAD

04 jun 2021 . Actualizado a las 21:03 h.

La alerta lanzada por la restauradora Iria López Baltar en las Jornadas Culturales organizadas por la Cohors III Lucensium con el Ayuntamiento de Lugo es lo suficientemente preocupante como para que las administraciones tomen cartas en este asunto. Tanto Patrimonio de la Xunta como el propio Ayuntamiento deberían tener en consideración la opinión de una experta en la conservación de nuestros elementos históricos y dejar a un lado el espectáculo y la foto de turno, asumiendo que si se cometen errores hay que subsanarlos. Es de suponer que algún responsable municipal habrá ido a escuchar a la experta que han invitado.

No hace falta ser un experto para entender que cuando a nuestras huellas arqueológicas les nacen helechos de un palmo es que algo no se hace bien. Las ventanas arqueológicas de San Marcos y de Rúanova son las más sangrantes y hemos visto imágenes más propias de un jardín botánico que de un yacimiento arqueológico. Se han instalado ventiladores y se ha probado de muchas formas pero no han sido capaces de eliminar los problemas, por lo que la restauradora sugiere renunciar y cerrar algunas de ellas, algo que parece de sentido común si queremos que esos restos pervivan otros miles de años.

Es preocupante que la “piscina” de Santa María, por ejemplo, se pueda deteriorar en unas décadas lo que no se estropeó en un montón de siglos, sobre todo cuando aparentemente la tecnología actual todo lo puede. Quizás es que no se ha enfocado el asunto correctamente. Los habituales cubos de plástico de colores recogiendo el agua de las goteras de las ventanas de Doctor Castro también deberían hacer pensar a alguien en la gravedad de lo que está pasando.

Lugo tiene un rico pasado del que somos meros usufructuarios. Es nuestro deber para con el futuro mantener estos yacimientos en perfecto estado aunque eso suponga renunciar a tenerlos a la vista.