Dos estadounidenses becadas en Lugo: «Nos vamos con una dosis de AstraZeneca, pero en nuestro país no se administra»

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

A la izquierda, Britney Janssen en el IES Nosa Señora dos Ollos Grances, y a la derecha, Caroline Brown en el CIFP As Mercedes
A la izquierda, Britney Janssen en el IES Nosa Señora dos Ollos Grances, y a la derecha, Caroline Brown en el CIFP As Mercedes CARLOS CASTRO

Caroline Brown y Britney Janssen trabajaron de docentes en dos centros de Lugo gracias a la beca Fulbright: «Conocimos Galicia gracias al covid», aseguran

05 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El sueño de las estadounidenses Caroline Brown y Britney Janssen siempre había sido vivir en España. El año que por fin tuvieron la oportunidad, llegó el coronavirus. Pero ambas afirman que la pandemia no truncó sus planes, sino que las hizo vivir la experiencia de una manera mucho más «cercana a Galicia». Las dos norteamericanas son profesoras auxiliares en centros educativos de la ciudad de Lugo a través de la beca Fulbright, una de los programas más potentes a nivel internacional. Su estancia comenzó en enero, tras ser retrasada cinco meses por el covid, y terminó esta semana.

«Esta experiencia me ha hecho dudar sobre mi futuro, ahora vivir en España podría ser una posibilidad», coinciden. Las dos becadas tienen 23 años y están recién graduadas de la universidad. Caroline Brown, de Iowa, impartió clases de inglés en el CIFP As Mercedes. No es la primera vez que reside en España, ya que desde los cinco años estudia castellano y decidió pasar un curso universitario en Alicante. «Quería volver a España, pero a conocer algo totalmente distinto, por eso escogí Galicia», cuenta. Britney, por su parte, dio clases en el IES Nosa Señora dos Ollos Grandes y es la primera vez que vive en España. «En Estados Unidos tenemos solo la concepción del sur del país, flamenco, toros..., pero Galicia no la conocía y me parece la mejor», cuenta. De hecho, el curso que viene, Janssen ampliará la beca para poder seguir en Lugo. Ambas coinciden en que el coronavirus les permitió conocer Galicia de verdad. «Si no hubiera cierres perimetrales, nos habríamos ido a Europa, pero así conocimos muchos lugares dentro de la comunidad». Ninguna de las dos olvidará recorrer la Ribeira Sacra para ellas solas o la Playa de las Catedrales vacía de turistas.

Una dosis de AstraZeneca

Por ser docentes, ambas recibieron la primera dosis de AstraZeneca, pero el fin de la beca no les dio tiempo a ponerse la segunda. «Ya tengo cita para ponerme Pfizer en Estados Unidos», afirma Janssen. La administración de la vacuna en el país norteamericano ya no entiende de listas de espera, según cuentan las becadas. «En cuanto llegue, pido cita en la farmacia o el hospital y me la ponen de forma inmediata», cuenta Brown. A pesar de haber recibido una dosis, ambas se van a administrar las dos de Pfizer. «En nuestro país no hay AstraZeneca, por lo que al pasar más de 28 días de la primera dosis, se vuelve a empezar el proceso», explican.

«Me sorprendió lo pronto que escogen los niños su formación»

Después de haber probado la docencia, Brown y Janssen se quedaron prendidas de la experiencia, pero su futuro laboral irá por otros caminos. Caroline estudiará Medicina y Britney, después de haber estudiado Relaciones Internacionales, quiere ser abogada de inmigración. Tener claro su futuro ha sido una tarea compleja, por eso ambas se quedaron sorprendidas con el proceso del sistema educativo español.

«Aquí los niños deben saber a los 17 qué quieren estudiar para enfocarlo a su profesión. En Estados Unidos primero hay una formación universitaria general y después decides la especialización», explica Brown. Esta estadounidense lo vivió de cerca en el CIFP As Mercedes, donde los jóvenes de 16 años ya cursan formaciones especializadas en aeromecánica o eléctrica. «Mi formación en física o química me ayudó a enseñar el lenguaje técnico en inglés», explica. Otra de las diferenciaciones en las que las dos docentes auxiliares coinciden respecto a su país es el ambiente en las aulas. «En Tennesse, los alumnos llegamos a clase y parece que nos apagamos, no hay participación. En cambio, los estudiantes con los que yo estuve hablan y preguntan con mucha frecuencia», cuenta Janssen. Para las dos, la metodología de las clases en Lugo es mucho más dinámica y activa que en su país. «Los niños incluso me escribieron cartas de despedida, son muy cercanos, y eso que saben que vuelvo el curso siguiente», dice orgullosa Janssen.