Un hombre atrapa una colmena de abejas sin protección en medio de la ciudad de Lugo

Uxía Carrera Fernández
U. CARRERA LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Alberto López

La hazaña de Avelino Carballés, un comerciante de la zona, causó una gran expectación

29 may 2021 . Actualizado a las 20:11 h.

La avenida de As Américas es una de las vías más concurridas de la ciudad, pero este miércoles estuvo especialmente animada. En la mediana que separa los dos carriles, en uno de los arbustos, se instaló un gran enjambre de abejas. La expectación no la tuvo la propia colonia, sino Avelino Carballés, un comerciante de la calle que tal cual estaba en su tienda, en manga corta y con zapatillas, decidió atrapar el enjambre. «Non foi temerario, sabía o que facía», aclara. Aunque todos los espectadores lo tomaran por loco, el empresario tiene unas 12 colmenas de abejas en su aldea y sabe cómo tratarlas.

Sobre las cinco de la tarde del miércoles una clienta avisó a Carballés de que había un enjambre en el arbusto frente a su tienda. «Achegueime sen nada de protección, puxen cerca o brazo e ao ver que non me atacaban xa vin que aínda estaban chegando», cuenta. Cuando las abejas se están instalando en un punto, no son agresivas, como explica Carballés, sino que atacan solo una vez están asentadas. Así que el lucense cogió una caja de cartón de su tienda y le hizo un agujero en la parte inferior de uno de los lados, «imitando unha colmea». Carballés se dirigió de nuevo al enjambre, colocó la caja debajo del arbusto y lo sacudió para que cayeran dentro, sin ningún tipo de protección. «Se as collese dez minutos despois, picaríanme, pero era o momento xusto deses primeiros 15 ou 20 minutos cando se instalan», explica. Ver al hombre en manga corta y tan cerca del enjambre provocó una gran expectación en la zona, cuyos vecinos y viandantes empezaron a sacarle fotos. Incluso lo observaron tres agentes de la Xunta, que se acercaron hasta el lugar, pero al ver que sabía lo que hacía, lo dejaron actuar.

Avelino con la caja de abejas
Avelino con la caja de abejas

Las abejas cayeron enseguida con éxito y cuando observó que la reina estaba ya dentro de la caja, la cerró por la parte superior para que no se escaparan. Carballés la dejó reposando en la mediana de la avenida toda la tarde, hasta que la sumó al resto de sus colmenas por la noche. «Pregunteille aos axentes da Xunta se a podía levar e dixéronme que si porque non eran de ninguén. Había máis xente pedíndoa, pero gardeina eu», cuenta. Así que cuando cerró su tienda de productos agrícolas, puso rumbo a su aldea de Muras, a 70 kilómetros, para instalar la nueva colmena. «Menos mal que as acabei de instalar una dez minutos antes de que saíra a lúa, que estaba chea, porque con ela non funciona o filtro vermello que se emprega para que non reaccionen», relata. Toda la peripecia de Avelino Carballés solo se saldó con una «mordedura» en el tobillo cuando estaba montando la colmena en Muras, por no ir con botas. «En realidade foi unha sorte, leveime un enxame pola cara», bromea.