El vicerrector del Seminario de Lugo: «Nuestro fin no es adoctrinar, sino educar a través de la fe»

André Siso Zapata
ANDRÉ S. ZAPATA LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Luis Varela, vicerrector y coordinador del área de Juventud del Seminario de Lugo
Luis Varela, vicerrector y coordinador del área de Juventud del Seminario de Lugo ALBERTO LÓPEZ

Luis Varela explica cómo el centro intenta atraer a los jóvenes para estudiar en su colegio

25 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La historia del Seminario de Lugo arranca allá por 1593. Su primera ubicación fue el actual convento de los Franciscanos, en la Praza Maior. En 1888 comenzaron las obras de un nuevo edificio, el que se encuentra en la calle Anxo López Pérez, restaurado recientemente y tras el que están las dependencias del centro educativo, modernas y con todos los servicios. El Seminario Maior y el Menor compartieron el majestuoso edificio hasta 1929. Fue entonces cuando, por recomendación del Vaticano, se crearon los seminarios menores. El de Lugo se ubicó frente al actual, y hoy es el edificio administrativo del Concello. A lo largo de los años, en el Seminario lucense se formaron centenares de sacerdotes —entre 1900 y 2016, casi 2.000—, y en el último siglo se calcula que por sus aulas pasaron unos 7.500 alumnos. Obispos, algún mártir, catedráticos como Ramón María Aller (cuyo telescopio donó al centro), académicos como Nicandro Ares o periodistas como Fernando Ónega cursaron estudios en el centro lucense.

En la actualidad, la apertura del nuevo colegio diocesano ha vuelto a poner al Seminario bajo el foco. Este movimiento resulta un nuevo intento de atraer al alumnado hacia la educación religiosa lucense, en descenso en el número de alumnos desde hace años. Para Luis Varela, el vicerrector del Seminario y responsable del Área de Juventud, el centro se encuentra «en un momento histórico». Cuenta que, en el Seminario, «creemos ciegamente en la esperanza de que los jóvenes vuelvan a confiar en nosotros». Al mismo tiempo, dice que son conscientes «de la realidad que estamos viviendo» y que «no podemos ignorar lo que lleva años ocurriendo». Para él, la sociedad no está pasando «solamente una época de metamorfosis, como hace unas décadas, sino que es un cambio de época, mucho más profundo». El covid-19, además, admite que no ayuda a sus pretensiones, ya que «acelera todavía más los cambios radicales que estamos viviendo». Se adhiere al papa Francisco, que dijo que «nos encontramos en un momento de emergencia educativa».

Para él, los jóvenes «son quienes sufren más las consecuencias de la crisis social y humana que estamos viviendo». Desde su punto de vista, la propia juventud «está en crisis». Los motivos, según él, es la dificultad de que estos «nazcan en una ciudad, estudien, encuentren un trabajo y formen una familia». Dice que estos jóvenes se encuentran con unos «desafíos» que exceden del ámbito de la Iglesia, por lo que esta crisis global «acaba también afectando a la dimensión religiosa de la vida que tiene cada persona».

La educación católica en Lugo

En una ciudad en la que los centros educativos católicos están muy presentes —más de la mitad de los ofertados lo son—, Varela explica que esta modalidad es «vital para muchísimas familias». Lo que les diferencia de la enseñanza pública, o de la enseñanza laica en general, para el vicerrector, es que «nosotros no les ofrecemos solo aprendizaje en ciencias, lengua o matemáticas a los jóvenes, sino que los acompañamos cuando lo necesitan y les ayudamos a realizarse y a explotar la pasión por la persona que todos tenemos dentro». Dicen estar convencidos de que «la fe es una ayuda efectiva para la vida».

Los jóvenes seminaristas llegan desde muchos puntos al centro. El origen del interés más común, sin embargo, sigue siendo la familia. Desde el propio Seminario confirman que la voluntad de los padres y la tradición familiar tiene mucho peso a la hora de inscribirse en el colegio. Aún así, los contactos son también una fuente de ingresos para el Seminario. «Muchos chicos llegan también a través de amigos, que les comentan sus buenas experiencias aquí, o incluso a través de algún párroco que les recomienda nuestro estilo de vida», explica Luis Varela. Añade que «la mayoría de nuestros alumnos salen contentos del Seminario tras su experiencia, la cual les sirve como proceso de maduración personal y religiosa».

De cara al futuro, dice Varela que hay que tener fe en «nuestros jóvenes», y que «el próximo reto es educar en los valores en los que creemos, acompañando a los jóvenes que quieren crecer y ser felices». Con respecto a las críticas de quienes consideran que la educación religiosa no es la más adecuada, Varela cita al papa Benedicto XVI: «La fe nunca se impone, se propone». «Nosotros solo proponemos un modelo. Nuestro objetivo no es adoctrinar a nadie, sino educar en la forma en la que vemos el mundo», sentencia Varela.

«La creación del Colegio Diocesano es un avance histórico para la ciudad de Lugo»

El pasado mes de marzo, el Obispado de Lugo confirmó, en un comunicado conjunto con el de Santiago, que a partir del próximo curso el Seminario funcionará como un colegio diocesano privado, que también admitirá a alumnas en sus filas. Con la sociedad experimentando grandes cambios, especialmente en el ámbito educativo, desde el Obispado percibieron la «la urgencia de una apuesta educativa renovada». De esta forma, a partir del próximo curso el Seminario, además de ser un centro educativo para quienes sientan la llamada del sacerdocio, también ofrecerá una educación integral, basada en los valores cristianos, para alumnos y alumnas que así lo deseen.

Para Varela, el inicio de este nuevo colegio es una «fantástica noticia» en unos tiempos en los que «la educación se ha vuelto una necesidad urgentísima». El colegio diocesano de San Lorenzo supondrá un nuevo paso adelante para el Seminario, y su vicerrector cree que «su creación es un avance histórico para nosotros, pero también para la ciudad de Lugo en general». Los chicos y chicas lucenses que quieran llevar a cabo allí sus estudios de ESO o incluso Bachillerato podrán hacerlo a partir del próximo curso. «Es un paso histórico que el Seminario da, en primer lugar para mejorar la educación de los seminaristas y segundo para darle una oportunidad a los lucenses que quieran criar a sus hijos en una educación religiosa». Para ellos, «comienza una etapa nueva» y plantean una nueva vía para aquellos estudiantes que lo deseen. «Queremos que aquellos que quieran vivir su vida desde un punto de vista vocacional tengan la oportunidad».