«Lugo va un paso por delante en la inclusión de la mujer en la Justicia»

André Siso Zapata
ANDRÉ S. ZAPATA LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

ÓSCAR CELA

Seis profesionales del sector analizan la situación en los juzgados de Lugo

18 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«Lugo va un paso por delante en lo que respecta a la inclusión de la mujer en la Justicia». Esta fue la conclusión unánime del coloquio celebrado en la Audiencia Provincial de Lugo, al que acudieron seis mujeres en representación de varios de los segmentos profesionales relacionados con el mundo judicial. Quisieron compartir sus puntos de vista Carmen Varela, letrada de la Administración Pública y secretaria coordinadora; Lucía Girón, fiscal, Olalla Díaz, juez decana de los juzgados de Lugo; Ana Rosa Pérez Quintana, magistrada de la Sala Segunda de lo Penal de la Audiencia de Lugo; Ana Stock, procuradora; y Carmen José López Rodríguez, abogada.

Para todas ellas, la presencia de mujeres en el mundo judicial es «una gran noticia que se viene observando desde hace ya varios años». Muchas de ellas cuentan que, tanto en sus años de estudio de Derecho y en su acceso a la carrera profesional, la mayoría femenina era «hasta del 65 %», comentaba Díaz. «Esta tendencia ya es imparable», explicaba Pérez, y es que la entrada masiva de mujeres en los juzgados es «el mayor cambio desde hace 30 años», decía Varela. Todas coincidían, sin embargo, en que la conciliación familiar y personal sigue siendo uno de los deberes pendientes en el sector, sobre todo en el privado, ya que en el público «las garantías son mayores», decía la fiscal. «Los cuidados siguen siendo cosa de mujeres», explicaba López. Se mostraban de acuerdo también con la jueza decana, que explicaba que «para muchos niños, su madre no es la jueza, su madre es su madre, y eso es difícil de gestionar».

Las referentes, clave

Otro punto en el que coincidían es el de entender os éxitos de sus compañeras como un triunfo colectivo. «Tener una Fiscal General del Estado mujer es un empujón enorme para nosotras, por ejemplo», explicaba Girón, fiscal ella misma. Mencionaba Olalla Díaz a María Josefa Ruiz, quien fue, en el año 2000 y durante dos mandatos, la primera presidenta de una Audiencia Provincial, precisamente en Lugo. «Estas mujeres son ejemplos a seguir para nosotras», decía. El siguiente paso, según coincidían varias de ellas podría ser la presidencia del Tribunal Supremo, o incluso de nuevo la de la Audiencia de Lugo. «¿Por qué no?» -comentaba Ana Rosa Pérez- «Hay mujeres muy válidas».

Con respecto al trato con las personas ajenas a la judicatura, la abogada y la procuradora explicaban que no siempre era fácil. «En alguna ocasión tuve que llamar a un compañero hombre para que hablase con un cliente, porque no se fiaban de mí», contaba Carmen López. Varela, por su parte, explicaba que «a las letradas del Estado se nos ha llamado muchas veces ‘las secretarias del juez’. Yo nunca he visto que a un letrado le llamasen ‘el secretario de la jueza’», comentaba.

La conclusión final del encuentro pudo explicarla Ana Stock, la procuradora. Analizando el «techo de cristal» al que se enfrentaban las mujeres del sector, concluyó que «el problema pendiente está arriba, en el acceso a los puestos de poder, y abajo, con la educación de los jóvenes».

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«Los bufetes de abogados prefieren a un hombre casado y a una mujer soltera»

A pesar de las diferencias de opiniones que pudiera haber entre ellas, coinciden en una cosa: Todas ellas han vivido experiencias desagradables relacionadas con su género. Las dos profesionales más relacionadas con el mundo privado, Carmen López y Ana Stock, explican que las reuniones con sus clientes dejaron, en ocasiones, experiencias difíciles de entender. «Yo reconozco que he recibido comentarios que mis compañeros hombres jamás habrían recibido», cuenta López, abogada. «Muchas veces te llaman ‘guapa’ sin conocerte de nada. Yo ya opto por hacerme la sorda, pero ese tipo de cosas no me gustan nada», explica Stock, procuradora. A ese respecto, Lucía Girón, la fiscal presente en el coloquio, que «está claro que los bufetes y los colegios de abogados prefieren a un hombre casado, con su vida hecha y organizada, y a una mujer soltera, sin ataduras y sin más trabajos que el suyo, digamos».

La anécdota más llamativa, sin embargo, la contó Carmen Varela, letrada de la Administración Pública y secretaria coordinadora. Poco después de acceder a su puesto, cerca del 1995, tuvo que acudir junto a una compañera a un registro en un prostíbulo, «para dar fe como representante del ente público», explica. Una vez allí, varias de las chicas que trabajaban en el establecimiento fueron retenidas por la Guardia Civil, y apartadas a un lado de la estancia. Uno de los agentes, al ver a su compañera, se dirigió a ella diciéndole «¡Tú! Con las demás», tras confundirla con una de las prostitutas. Sin culpar al agente, Varela comentó que «esa era la situación por entonces».

Carmen López, abogada: «Hacen falta más referentes femeninas en el sector»

De las opiniones más clarificadoras de la situación de la mujer en la Justicia fueron las pronunciadas por Carmen López Rodríguez, una abogada especializada en el mundo empresarial. Ella fue la primera en mencionar la necesidad de referentes para las nuevas generaciones de abogadas, fiscales o juezas, ya que «es importantísimo saber que hay figuras femeninas que han tenido éxito, y que se pueden seguir sus pasos por el camino que ellas ya anduvieron». Además, insistió también el lo «perjudicial» que puede resultar un embarazo para una mujer de su sector. «Se nota mucho. Hasta la década de los 30, te ves rodeada de mujeres en las empresas, pero a partir de ahí, conforme van teniendo hijos, se van quedando atrás. Es un parón en la carrera de todas ellas».

Ana Stock, procuradora: «La Justicia es también un reflejo de la sociedad»

Ana Stock Bermúdez es procuradora. Esta figura, en ocasiones confundida con la abogacía, se basa en representar a los clientes ante el tribunal de forma legal. No se dedican a defender ni a interrogar, sino a hacer cumplir todos los parámetros necesarios para presentarse a un proceso judicial. Para ella, «la Justicia es un reflejo de la sociedad, y también con respecto a la situación de la mujer». En el ámbito privado, con el que ella ha tenido más relación que sus compañeras magistradas, fiscales o letradas, cree que las mujeres no están tan protegidas como en el público. Cuenta, también, que ha vivido situaciones con clientes «que no hubieran pasado si hubiese sido hombre». Los malentendidos, las dudas y la desconfianza son más habituales sobre las profesionales mujeres, dice.

Ana Rosa Pérez, jueza: «Mis hijos se criaron en un juzgado»

Ana Rosa Pérez Quintana es la única magistrada de la Sala Segunda de lo Penal de la Audiencia Provincial de Lugo. Con una larga trayectoria, desde el año 1998, explica que «la conciliación sigue siendo uno de los deberes pendientes con las mujeres del sector, y eso que antes era aún peor». Cuenta una anécdota en la que, en una ocasión, llegó a ver a una compañera trabajando en pleno hospital, con el ordenador portátil, mientras tenía a un familiar ingresado. Para ella, una de las causas de estas circunstancias es que «las mujeres nunca nos hemos planteado la opción de delegar trabajo, así que nos acabamos ocupando de casi todo». En su caso, llega a decir que «mis hijos se criaron en un juzgado, jugando a mi lado mientras yo trabajaba». La educación, dice, «será la clave del cambio».