Una lucense en Alemania: «Aquí hay menos contagios, pero llevamos con la vida parada seis meses»

María Guntín
María Guntín LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Antía Castedo es profesora de Educación Infantil en Alemania
Antía Castedo es profesora de Educación Infantil en Alemania CEDIDA

Antía Castedo, profesora en Francfórt, se someterá a autotest rápidos dos veces a la semana. Otra vecina de Lugo que vive en Barcelona: «Saímos por patas, hai moita xente sen máscara»

17 abr 2021 . Actualizado a las 18:17 h.

Antía Castedo es una lucense de 25 años que está trabajando como profesora en un centro público de educación infantil en Fráncfort desde agosto de 2019. Estudió Magisterio en Madrid, opositó un año y finalmente optó por irse al extranjero en busca de mejores oportunidades laborales.

—¿Cómo afronta la pandemia el país en el que está?

—Al principio, aquí el coronavirus se percibía como algo lejano. Cuando en España decretaron la cuarentena, aquí cerraron las escuelas un mes por seguir lo que estaba haciendo Europa. En junio volvieron a abrir. A día de hoy las mascarillas solo son obligatorias en sitios cerrados y calles principales.

—¿Desde cuándo están ‘confinados'?

—España está el triple de peor. Sin embargo, aquí llevamos desde noviembre con todo cerrado, solo están abiertos los colegios y las empresas. En las tiendas se permite recoger pedidos.

—Los profesores se someterán a autotest nasales rápidos.

—Sí, nos han dado instrucciones de cómo hacerlos. En las escuelas infantiles han decidido que no se les hará a los niños, nos los haremos nosotros dos veces a la semana; uno el domingo por la noche y otro a mitad de semana.

—¿Ya la vacunaron?

—Ya recibí la primera dosis de AstraZeneca. Sin embargo, ahora está prohibida, por lo que aún no sé cuál será la segunda.

—¿Cómo vivió la pandemia desde una escuela infantil?

—Aquí la educación infantil es otra cosa. Los niños tienen seis o siete años cuando entran en la escuela y no saben leer ni escribir. Cuando empezó la pandemia tuvimos colegios de emergencia para niños cuyos padres trabajaban, pero en julio ya pudieron venir todos.

—¿Viene a Lugo con frecuencia?

—No voy desde agosto del año pasados. Antes iba cada mes o dos meses como mucho. Sin embargo, no quise bajar en Navidad pensando en mis abuelos.

—¿Por qué se fue de Galicia?

—En España es complicado conseguir un trabajo de lo mío, que te traten bien y que esté remunerado. Aquí cobro el doble de lo que podría aspirar en España.

—¿Se quedará ahí?

—Estoy adaptada, me quedaré una temporada pero quiero volver. En España me gustaría trabajar en un colegio alemán porque le he cogido gusto a la educación y al idioma.

—¿Cómo llegó a Fráncfort?

—Encontré un anuncio de que se buscaban educadores en Alemania. Lo eché por echar. Mientras hacía el intensivo de alemán se encargaron de homologarme el título, buscarme el colegio y encontrarme una casa. Todo fueron facilidades, yo estudiaba alemán y me daban todo hecho.

—¿Que resaltaría de los alemanes?

—Lo que más me llamó la atención de los alemanes es su forma de ser y de comer. Se alimentan mal, pueden desayunar, comer y cenar pan con embutido, por poner un ejemplo. Yo soy gallega, por lo que me chocó mucho ver que no cocinaban.

Una lucense en Barcelona: «Saímos por patas, hai moita xente sen máscara»

Una sanitaria lucense que está temporalmente en Barcelona explica que la situación en las calles de la Ciudad Condal dista mucho de la que hay en las rúas de Lugo. «No centro é horrible. Resulta estresante ir pasear á praia da Barceloneta, por exemplo. En Lugo non ves a ninguén sen máscara de protección, aínda que vaias por lugares sen xente como pode ser o río Rato. Aquí non, ves a todo mundo nas terrazas e na praia sen levala posta. Non é que a teñan e a baixen, e que directamente non a teñen», comenta la sanitaria.

En los parques, explica la lucense que la gente se sienta y conforma grupos que tampoco llevan puesta la mascarilla obligatoria, «da igual que sexa xente nova, maior ou turistas. Eu alucinei, o que penso se comparo a situación que hai en Lugo é que se chego a ser sanitaria aquí non sei que faría porque saír do hospital de ver desgrazas e que a xente non poña a mascara é moi forte», dice muy enfadada.

Esta lucense explica que la gente que lleva mascarilla usa una de tela, y de dudosa homologación. «Non ves ningunha FFP2», confirma. Además, añade que no volverá a pisar el centro de Barcelona durante su estancia allí: «Resulta agonizante, os contaxios non poden baixar se non se cumpren as normas. Si, a hostalería pecha ás seis, pero non sei de que serve se as imaxes son as que son durante o día».