Madre e hija investigadoras científicas: dos generaciones, el mismo techo de cristal

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Mercedes Novo, a la izquierda,  y Laila Al Soufi
Mercedes Novo, a la izquierda, y Laila Al Soufi ÓSCAR CELA / PACO RODRÍGUEZ

Las lucenses Mercedes Novo, catedrática en Química Física, y Laila Al Soufi, doctoranda en genética psiquiátrica, reflexionan sobre la evolución de la presencia femenina

07 mar 2021 . Actualizado a las 16:46 h.

A las lucenses Mercedes Novo y a Laila Al Soufi, madre e hija, las separan 32 años de edad de diferencia. Mercedes es docente de Química Física en el Campus Terra de Lugo; Laila, graduada en Biología, está realizando su tesis doctoral en genética psiquiátrica en el Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela. Pertenecen a dos generaciones distintas de investigadoras científicas, pero todavía las tapa el mismo techo de cristal. Una ya consolidada en su sector y otra comenzando en él, están comprometidas con la necesaria visibilización de las mujeres en la ciencia. «Creo que hai un retroceso na sociedade; vexo á xeración Laila tendo que loitar por cousas que xa conseguiran ser obvias», resume Mercedes. Cuando la docente tenía la edad de su hija, ya estaba luchando por la emancipación de la mujer. Ahora Laila, que pertenece a la asamblea de investigadoras de la USC, está trabajando en un escrito que presentarán al Parlamento por el 8M para pedir un cambio legislativo que garantice la igualdad de género en la investigación.

Las dos científicas comparten visiones semejantes pese a ser de diferentes épocas. Coinciden en que hay una clara disparidad de presencia femenina dependiendo del sector de conocimiento. «Na área de sanidade a maioría son mulleres porque se vinculou con tarefas de coidado; en cambio, en enxeñarías ou programación son minoría», explica Laila. Esta lucense pertenece a una de esas ramas ocupada mayormente por hombres, ya que está relacionada con programación y la bioinformática. «Son a única rapaza da miña tese, pero estou totalmente cómoda». Laila tiene claro que la diferencia entre áreas es por la falta de referentes femeninos. «Coa visibilización de mulleres en campos de homes, as nenas vexan esa comodidade». El caso del sector en el que especialista Mercedes, Química Física, es el mismo. Por su parte, además de diferencia cuantitativa, destaca la cualitativa. «Eu e o meu marido traballamos no mesmo grupo e maioritariamente preséntase el como investigador principal. Tenme pasado de presentarme eu e ser rexeitados explicitamente por iso, tendo traxectorias semellantes», cuenta. La doctora resalta que las figuras femeninas de liderazgo son mucho más subestimadas. «Aínda non é o que se espera dunha muller; somos cuestionadas por iso e non como investigadoras».

Evolucionar en la profesión o tener hijos, una decisión obligada

Las dos científicas coinciden en que una de las grandes lacras de la mujer en el ámbito profesional es la nula conciliación con la maternidad. «Nos ámbitos competitivos as mulleres aínda non poden compaxinar a familia co éxito profesional», sentencia Laila. Asegurar un equilibro entre la maternidad y la carrera de investigación es una materia pendiente para la que nunca se han impuesto medidas que ayuden a cumplirla. «Pasa tanto no noso sector como en moitos outros, é un problema xeneralizado», opina Mercedes. Las mujeres que se dedican a la investigación científica, una carrera de fondo y con mucha competencia, se ven abocadas a decidirse entre no tener hijos para poder evolucionar o dejar la profesión para poder atender a la familia. Una situación forzada que podría evitarse con medidas directas de conciliación. «Das mulleres esperan todo, que cumplan no traballo e na casa, pero non poden esixir tanto». Mercedes destaca que las consecuencias de la pandemia se han focalizado en este problema. «Este ano as que tiveron que deixar o traballo para conciliar foron as mulleres, non os homes». La doctora lamenta, y denuncia, que las crisis vividas todavía no hayan servido para solucionar este problema, arrastrado desde hace décadas.

Precariedad en investigación: por partida doble si es en femenino

No corren tiempos de bonanza para la investigación científica según Mercedes y Laila. Ambas reclaman mayor financiación para su campo de trabajo. Laila lo cuenta en primera persona, es conocedora de que una gran parte de los doctorandos no tienen financiación. «A pesar de que estamos en período de aprendizaxe, tamén estamos xerando coñecemento», denuncia. Añade que incluso algunos estudiantes se ven obligados a buscar otro empleo para poder mantenerse económicamente. En este paso de la investigación, las mujeres «non nos sentimos discriminadas no día a día», aclara Laila, sino que la precariedad de los primeros años es un problema general.

La diferencia de género comienza a notarse a medida que una avanza en la carrera científica e intenta ascender puestos. «As prazas de postdoctoradas non se ven cos mesmos ollos». Las mujeres se siguen topando con un techo de cristal que impide que ocupen en una mayor proporción los altos puestos, donde continúan siendo mayoritarios los hombres. Laila asegura que hay una gran cantidad de estudiantes de ciencias que se van quedando en los puestos rasos, que podría ser representado con una «gráfica de tesoira». «Segue sendo una sorpresa que unha muller estea á fronte dun equipo», declara Mercedes en base a la experiencia de su larga trayectoria. Esta dificultad estructural provoca una precarización en femenino: «unha rapaza non consigue consolidar a súa carreira ata os 30 anos».

Síntoma del impostor

Un percepción de la joven investigadora es la presencia del conocido como «síntoma del impostor» entre aquellas mujeres que llegan a los puestos más altos de la jerarquía. «É a sensación constante de se de verdade unha se merece o que conseguiu, se é tan boa», sentencia.