Ángel Sevilla: «El activo principal del Breogán sin duda ha sido, es y será la afición»

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Sevilla, con una foto de su segunda etapa de jugador en el Breogán
Sevilla, con una foto de su segunda etapa de jugador en el Breogán ALBERTO LÓPEZ

Agradece el aprendizaje que logró en Lugo con sus compañeros de equipo

23 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Ángel Sevilla empezó a jugar al fútbol en su Ponferrada natal. Con el tiempo, del balompié pasó al baloncesto por una razón bastante sencilla: «Crecí muchísimo», dice. Ese estirón le abrió la puerta a un deporte que lo llevó por distintas ciudades de España, a jugar en equipos como el CB Breogán y a hacer de Lugo ciudad su lugar de residencia. 

—¿Estuvo contento de dejar el fútbol por el baloncesto?

—Los años del fútbol fueron fundamentales, sobre todo en la preparación física. La gente que entonces medía 1,90 o más era por lo general lenta, torpe... Yo no caí en eso.

—¿Echó de menos el fútbol o se adaptó sin grandes problemas al baloncesto?

—Siempre me encontré bien haciendo deporte. El deporte me lo dio todo, desde la parte de desarrollo físico hasta la familia que tengo hoy.

—¿Eran más humildes o más cercanos los deportistas de su época que los de hoy?

—La gente es la gente. Soberbios y humildes siempre ha habido en el deporte; los hay ahora y los habrá siempre, porque están presentes en la sociedad. Influía mucho el entorno en el que te hubieses criado, como hoy.

—¿Le resultó difícil adaptarse a una ciudad como Lugo?

—No. Me fui de Ponferrada a Badalona, firmé por tres años y no me adapté, por lo que quise volver. Probé por el Real Madrid en el verano de 1971; en el club me quisieron y me dieron a elegir entre varios equipos: uno de ellos era el Breogán, y para estar cerca de casa escogí Lugo.

—¿Se encontró a gusto en la ciudad?

—Siempre he estado a gusto aquí. Lugo me ha gustado y me sigue gustando.

—¿Es el Breogán en Lugo más que un club?

—No. No soy de tópicos ni de frases hechas. Eso se relaciona con el Barcelona. Pero sí es cierto que el de Lugo y el Breogán es un caso especial en España. Llegué aquí con el equipo en Primera División, era algo increíble. Viví el ambiente de Badalona el año anterior y el de Manresa años después, y lo de Lugo no tiene parangón. Más que ser un club, lo que sí es cierto es que el activo principal del Breogán sin duda ha sido, es y será la afición. Siempre ha tenido ese activo.

—¿Se nota más la afición en una ciudad como Lugo?

—En una ciudad pequeña se nota más. Además, con la experiencia, esa afición se ha ido formando. Cuando llegué aquí, el Breogán tenía unos pocos años de historia, y el ambiente venía de esa época.

—¿Hay una relación especial con los compañeros en el vestuario de un equipo pequeño o es como la de otros?

—Creo que no es especial. Sí he tenido mucha suerte. Las plantillas de los primeros años que pasé aquí me sirvieron de educación: los compañeros me educaron en muchos sentidos.

—¿Aprendieron luego los jóvenes de usted?

—No lo sé. Pero siempre me gustó la labor formativa: de hecho, me dediqué a la educación y el primer año que pasé en Lugo ya fui entrenador.

—¿Se aprende con los compañeros de equipo tanto como se puede aprender con el entrenador?

—Siempre se aprende de todos. Lo importante es la valía, la capacidad para captar. A veces eso se ve a destiempo: me gustaría haber conocido a algunos jugadores y a algunos entrenadores mucho antes. El entrenador ejerce una labor fundamental en cualquier deporte: es un maestro, con todo lo que implica esa palabra.

Entrenador de un joven Manel Sánchez, que amaba el baloncesto

Sevilla empezó a entrenar poco después de llegar a Lugo. Entonces conoció a un joven que con los años sería uno de los mejores deportistas de Lugo y de Galicia, Manel Sánchez. Su condición de gran tirador ha pasado a la historia, pero Sevilla subraya otros aspectos que ya tenía mucho antes de que algunas canastas valiesen tres puntos: «Tenía una cosa fundamental, algo que echo de menos en los profesionales de hoy: le gustaba el baloncesto. Parece una perogrullada, pero a veces parece que la gente hace las cosas por lo que puede conseguir», dice Sevilla. Su vida y la de Manel Sánchez estuvieron luego unidas en equipos como el OAR Ferrol.

Seguidores que deben servir para algo más que para pedirles dinero

Sevilla no duda de la importancia de la afición en un club como el Breogán, pero opina que su papel debería ser otro: «La afición tiene que servir para algo más que para pedirle el dinero y luego olvidarse de ella. En Lugo pasa eso», afirma. En cuanto al arraigo del club en la ciudad, pone reparos, pero no a la afición sino a las directivas: «Siempre me ha parecido una perogrullada que alguien se atribuya el mérito de meter 3.000 o 4.000 personas en el pabellón. Eso no es un mérito, porque la afición siempre se ha movido en esas cifras. El mérito sería meter 5.000 o 6.000 personas, y eso es algo que apenas se ha logrado», subraya Sevilla.

Tras haber hecho de deporte que empezó a practicar en la niñez un medio de vida, recuerda que retirarse no le supuso un gran esfuerzo. «Cuesta más aceptar las injusticias», dice.

Detalles

Inicio. Ángel Sevilla nació en Ponferrada en 1952. En su ciudad natal empezó a jugar al baloncesto.

Trayectoria. El Breogán (en dos etapas), el OAR Ferrol y el Manresa fueron eslabones de su carrera profesional.

Actualidad. Fue profesor en Lugo. Al dejar el baloncesto se quedó a vivir en Lugo.