Hace 20 años, la Muralla estrenaba alumbrado ornamental en el adarve

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Pérez Varela, en el centro, en la inauguración del alumbrado; al fondo, López Orozco
Pérez Varela, en el centro, en la inauguración del alumbrado; al fondo, López Orozco ÓSCAR CELA

La Xunta realizaba mejoras y lanzaba una campaña de promoción del monumento

03 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La Muralla de Lugo brilla como símbolo de la ciudad, que permite a la urbe presumir de una construcción singular. Hace 20 años, el monumento romano alcanzaba un poco más de brillantez: su importancia histórica era ya sobradamente conocida, pero la Xunta realizaba mejoras que tenían entre sus principales detalles la colocación de nuevo alumbrado en el adarve.

Lo que se inauguraba el 2 de noviembre del año 2000 era una iluminación que entonces podría ser novedosa y que hoy, con los avances en las comunicaciones, parece más habitual: consistía en un conjunto de casi 400 luminarias de bajo consumo, similares a las balizas que se instalan en autovías. Hace 20 años, la autovía del Noroeste (A-6) era casi una novedad y la del Cantábrico aún estaba lejos de tener tramos en servicio en Galicia y en el vecino occidente asturiano.

Los trabajos, ejecutados por la empresa Resconsa, tuvieron un presupuesto de 80 millones de pesetas. Aún faltaban trece meses para que el euro se convirtiese en moneda única de España y de otros países, pero los trabajos realizados en la Muralla y la conservación del monumento en general no pasaban inadvertidos más allá de los Pirineos: a principios del 2000, a Lugo se habían desplazado responsables de Icomos, organismo asesor de la Unesco, para inspeccionar una construcción que aspiraba a ser reconocida como Patrimonio de la Humanidad.

La visita de Jesús Pérez Varela, entonces conselleiro de Cultura, a Lugo en noviembre del 2000 no solo tuvo como contenido la inauguración del alumbrado. La Xunta ponía en marcha una campaña de promoción de la Muralla, consistente en el reparto de adhesivos y de carteles en edificios públicos de Galicia. El lema era «Patrimonio galego, tesouro universal», y el objetivo, reforzar la presión para que la Unesco incluyese la Muralla entre los elementos reconocidos como patrimonio universal. El conselleiro alabó la sintonía que reinaba entre las distintas administraciones en búsqueda de ese reconocimiento para la Muralla de Lugo, así como el apoyo ciudadano, pues proliferaban los gestos de apoyo a ese propósito.

El Concello, con el socialista José López Orozco presidiendo entonces la corporación en coalición con el BNG, también se preocupaba de incorporar mejoras al monumento. Un objetivo municipal era la instalación de alumbrado ornamental exterior, para lo que contaba con financiación de Fenosa, que había incluido esa actuación al lograr el suministro eléctrico de la depuradora. No faltaron discrepancias entre el Concello y la Xunta sobre el proyecto, que finalmente se inauguró oficialmente el 4 de octubre del 2002. La Muralla ya era, desde finales del 2000, Patrimonio de la Humanidad por decisión de la Unesco.

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