Después del anuncio del Sergas las plazas y los bares de A Milagrosa se quedaron vacíos

maría guntín
Graduada en Periodismo por la UCM y Máster en Periodismo Avanzado Multiplataforma de La Voz de Galicia. Yo escribo desde la delegación de Lugo, pero tú puedes escribirme a maria.guntin@lavoz.es

Unas horas después de que Sanidade anunciase las restricciones en Lugo, el ritmo vital empezó a cambiar y la ciudad amurallada se instaló en un ralentí especialmente evidente en el barrio de A Milagrosa, una de las arterias comerciales de la capital que se enfrenta a las restricciones más duras. La noticia corrió a cuentagotas desde el anuncio de la consellería, pero a primera hora de la tarde de ayer, la incertidumbre se había extendido entre comerciantes y hosteleros de la ciudad y el miedo se había colado en algunas viviendas, especialmente las ubicadas en el distrito lucense de A Milagrosa. «Se antes xa o pasabamos mal para cruzar o portal, agora, por como o pintan, imos tremer xa no ascensor», decía ayer un hombre de 82 años que vive en una de las rúas del barrio.

Las asociaciones de comerciantes de la ciudad amurallada recibieron las medidas rodeados de mucha incertidumbre y piden a los lucenses que cumplan a rajatabla las directrices de Sanidade para evitar que la situación en el municipio empeore. Desde la Federación Galega de Comercio, José María Seijas mostró comprensión y, al mismo tiempo, asumió que para muchos comerciantes «será difícil seguir adelante».

A Milagrosa se convirtió ayer por la tarde en una especie de isla desierta, con terrazas y plazas vacías. Al hablar con las asociaciones del distrito, el presidente de una de las entidades, Valentín Arias reclamó ayudas para aliviar «las pérdidas que sufrirá el comercio local» con motivo de las restricciones. Jesús Vázquez, que preside la otra asociación vecinal, pidió atención para los establecimientos hosteleros del barrio. A Milagrosa es una de las zonas de vinos más frecuentadas de Lugo, especialmente desde que se peatonalizaron varias de las rúas.

Los hosteleros lucenses advierten del impacto económico que sufrirá el sector y creen que muchos no podrán recuperarse, por lo que se verán abocados a cerrar la persiana. Suso Carreira, al frente del mesón O Forno, ubicado precisamente en el barrio lucense que se enfrenta a las restricciones más duras, cree que la clientela no consumirá por miedo. Carreira asume que las restricciones son necesarias por la situación epidemiológica que atraviesa el municipio, pero admite también de consecuencias «inasumibles» para muchos hosteleros y comerciantes.

Desinfección y limpieza

Con las restricciones sobre la mesa, entró en escena el Caudal Fest, que iba a empezar la semana que viene. La alcaldesa de la ciudad, Lara Méndez, anunció la suspensión del festival a media tarde y mandó un mensaje de esperanza diciendo que los conciertos se reanudarán más adelante si la situación epidemiológica así lo permite. Desde el consistorio decidieron también cancelar otros eventos culturales que se iban a celebrar en las próximas semanas. El Concello explicó también que se incrementará la desinfección y limpieza de las calles de Lugo, así como el control policial para garantizar el cumplimiento de las nuevas medidas.