El hombre en huelga de hambre por la convivencia infernal con sus vecinos pasó la noche en la Praza Maior

María Guntín
María Guntín LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Juan Carlos empezó este jueves una huelga de hambre en la Praza Maior
Juan Carlos empezó este jueves una huelga de hambre en la Praza Maior M. G.

Juan Carlos Rivas reside en la Avenida da Coruña y asegura que le han dicho que si se ponía «chulo» lo denunciarían «por racista»

03 jul 2020 . Actualizado a las 10:48 h.

Juan Carlos Rivas lleva un año viviendo un infierno y ha dicho basta. Vive en un piso del número 386 de la Avenida da Coruña y la convivencia con sus vecinos es insoportable. Por eso, este jueves ha empezado una huelga de hambre en la Praza Maior, frente al Concello de Lugo. Y allí ha pasado la primera noche.

«Los vecinos están encima del inmueble en el que convivo con mi mujer y mi hijo. Llamé seis o siete veces a la policía y me dijeron que tramitarían un expediente sancionador, pero por el momento, nadie ha hecho nada», cuenta Juan Carlos sentado frente al consistorio y con una pancarta entre las manos. Asegura que ni se moverá ni comerá hasta que no se le plantee una solución definitiva.

Desde hace un año, este hombre y su familia no puede dormir antes de las tres de la mañana, que es cuando, en el mejor de los casos, se acuestan los habitantes del piso de arriba. En otras ocasiones, organizan fiestas con hasta 12 personas. «Mi mujer empieza a trabajar a las seis de la mañana, ¿qué vida es esta», se pregunta este lucense desesperada. Los vecinos se levantan sobre la una del mediodía, «y es entonces cuando empieza el infierno, hasta la madrugada».

Uno de los ruidos más molestos que escucha Juan Carlos y su familia es el de un monopatín y con el que andan los vecinos habitualmente dentro del piso. «Además, en realidad están de okupas, porque hablé con el propietario del piso y estos supuestos inquilinos no pagan absolutamente nada», explica Juan Carlos, que también asegura que acudió al Concello hace unas semanas para reclamar soluciones y que le aseguraron que lo iban a ayudar. «Sin embargo, por el momento seguimos con el problema», añade.

«Me dijeron que si me pongo chulo, me denunciarán por racista»

«Tiran objetos al suelo, por la ventana e incluso al patio de luces. También discuten entre ellos de madrugada y dan portazos. Una cosa es contarlo y otra muy distinta, vivirlo», explica desesperado este hombre, que habló con estos vecinos unos cuantas veces y que, asegura, lo que le dijeron fue que «en su casa hacen lo que quieren y que si me pongo chulo, me denuncian por racista». La única solución que ve Juan Carlos ante esta solución es irse de su casa, pero asegura que no está dispuesto y que luchará lo que haga falta. «Casi estoy mejor aquí que en casa, por desgracia», añade.

No hay denuncia formalizada y hubo intento de mediación

Desde el Concello explicaron ayer que este vecino acudió a finales de mayo al consistorio para exponer su caso y aquel mismo día se entrevistó con la concejala Olga López. «Nese momento xa se iniciou un procedemento en Benestar e a traballadora e a educadora social foron ver á familia que lle causaba as molestias, que xa participa en programas de inserción en non se tiña constancia de que foran conflitivos». Dicen también desde el Concello que mediaron hasta donde pudieron, que la Policía Local acudió a su casa y vio los leves daños que había, pero que el afectado no presentó denuncia.