El barrio de O Carme (VI): De la tienda de comestibles de Ignacia a la fábrica de peines del Portugués

ramón m. cabarcos LUGO

LUGO CIUDAD

cedida

La existencia de vecindario y el tránsito por la calle principal generaron el funcionamiento de muchos negocios

17 mar 2020 . Actualizado a las 23:56 h.

El terreno anexo a la capilla del Carmen alberga desde 1879, fecha de su sencillo diseño, la Plazuela de igual nombre. Constituyó, desde sus inicios, un espacio de ocio y descanso para el barrio. En su parte posterior se cerraba con edificación residencial y el lateral izquierdo era paso para las huertas traseras y el primitivo cementerio. Durante un tiempo contó con columpios infantiles.

En el extremo de la calle del Carmen y su punto mas bajo, antes del comienzo del Regueiro dos Hortos, se situó hasta mediados del siglo XX la fuente, que algunos llaman de la Cabrada. Se trataba de un agua de manantial con desembocadura por debajo de la rasante, en un hueco conformado con piedras a su alrededor, a modo de asiento, para estancia y descanso de vecinos y visitantes. Hizo las funciones de punto de abastecimiento de agua de consumo del barrio (sin aprovisionamiento durante casi toda la primera mitad de siglo XX), y ocasionalmente de abrevadero del ganado o punto de aseo popular.

Constituyó también un lugar de encuentro y actividad social, que desapareció bajo el pavimento de adoquín de granito que todavía la oculta. El Carmen es un barrio tranquilo, de muy frecuente tránsito desde y hacia el centro de Lugo a través de su calle principal, sobre todo como paso desde zonas cercanas al río, la Pousadela o la Cheda, de productos agrícolas para el mercado en los días en que este se celebraba. El acceso se realizaba caminando, en carro tirado por animales o, más tarde, en coche.

Al solo hecho de superar la pendiente del tramo pavimentado de la calle del Carmen se lo conocía popularmente con la expresión coloquial de subir a Lugo que refleja la barrera física y social que constituía atravesar la muralla. La unidad familiar tipo de este barrio cuenta siempre con tres o, al menos, dos generaciones, con un número de miembros no menor a seis, habitualmente ocho o diez. El parcelario es de morfología medieval pero sin tantas imbricaciones e irregularidad como el del Burgo Vello. Casas estrechas que comparten muros pétreos de carga que los separan de las colindantes, y huertos en su parte trasera. Estructura, forjados y pisos de madera con cubiertas de losas de pizarra. Las estancias en que habitan son las propias de la construcción entre medianeras, es decir, luces al frente y parte posterior con núcleo de comunicación vertical (escaleras) central y adosado a una de las medianas laterales.

Este tipo de parcelario daba como resultado estancias sin luz directa en el cuerpo central (conocidas como italianas) a las que se accedía a través de otras que sí la tenían. La Tinería y el Carmen son barrios muy cercanos pero distantes en su carácter. La muralla actúa como una importante separación social, además de física. El barrio de la Tinería se caracteriza por un ambiente lúdico y, en algún momento, marginal. El del Carmen por un vecindario familiar de clases trabajadoras. Esto se traduce en una escasa convivencia por su diferente carácter, pero tampoco existen problemas cotidianos de convivencia o problemas entre ambos. Si existen habitantes que muestran cierta reticencia por entrar por la Porta Miñá, tomando como alternativa para acceder al centro amurallado el paseo de los Canónicos y el paso bajo la Puerta Santiago.

El barrio no tiene tradición de festejos populares propios, salvo los del día de la Virgen del Carmen (16 de julio), en que se lleva a cabo la salida de la imagen y su acompañamiento en procesión exterior, entrando por la Porta Miñá, recorriendo la zona vieja, y retornando a la Capilla. En alguna ocasión se recorre el perímetro completo de la muralla (cortando uno de los dos sentidos del tráfico que antiguamente soportaba la Ronda). Solamente durante un breve período, a inicios de los años 80, se celebran verbenas frente a la Capilla, en el campo colindante con el matadero.

Es también costumbre de esa época, entre las familias del barrio, el acoger una pequeña imagen religiosa, que va pasando de casa en casa para su veneración durante escasos días. La existencia de vecindario y tránsito frecuente por la calle principal da sentido a la existencia de numerosos negocios, de fabricación artesanal de productos o de comercio menor. Ningún negocio de todos los existentes se conserva hoy en día (salvo la concurrida taberna Pajón).

Fueron actividades desarrolladas durante el siglo XX en el barrio el matadero de carnes (municipal), la fabricación de peines (taller de José y sus hijos), el horno panadero de leña (casa de Efrén), la tienda de comestibles (la tienda de Ignacia), la fontanería (talleres de Manuel y de Suso), la frutería (casa de Devesa), el almacén y serrería de madera (casa de Penado), las modistas de vestir (bajo de la casa nº 2), el secado de jamones (casa da Dominga), la carpintería (casa de Francisco), el almacenaje de flores (casa interior frente al fondo de la calle del Carmen) o los servicios de grúas móviles (nave de Grúas Vidal).