Rúa da Xesta: un gran paso para completar el mapa de los cementerios romanos

Laura López LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

OSCAR CELA

Los arqueólogos ponen ahora sus esperanzas en futuros hallazgos en Recatelo y O Carme

25 ene 2020 . Actualizado a las 19:26 h.

El reciente descubrimiento de una necrópolis romana en la Rúa da Xesta, cerca de la Porta Nova, ha sido recibido por los arqueólogos como un gran paso para completar el mapa de los cementerios romanos en la ciudad. Sin embargo, aún queda mucho por descubrir para cerrar y comprender el puzle histórico de Lugo, según confirma el arqueólogo municipal, Enrique González. Las esperanzas de los arqueólogos apuntan ahora a las zonas de Recatelo y O Carme, donde futuras excavaciones podrían confirmar la existencia de necrópolis Bajoimperiales (de entre los siglos III y V) en esas zonas.

Las cinco tumbas encontradas en el solar de la Rúa da Xesta, donde Dmanán está construyendo un nuevo edificio, permiten confirmar la existencia de una necrópolis Bajoimperial, entre los siglos III y IV, en la salida norte de la ciudad, próxima a la vía de Brigantium. Se trataba de una hipótesis hasta ahora solo sostenida arqueológicamente por la aparición de dos tumbas en otro solar cercano hace unos años: «Tiñamos indicios, pero quedaba por saber se eran sepulturas illadas ou se pertencían a un conxunto máis amplo. Con este achado, queda confirmada a existencia desa necrópole», explica González. Si hay oportunidad de realizar nuevas excavaciones en la zona, podrían aportar más datos sobre las dimensiones que tendría el cementerio.

Porta Nova y de San Pedro

De este modo, a estas alturas los arqueólogos han confirmado la existencia de dos necrópolis de la época Bajoimperial en la ciudad: la recién descubierta cerca de la Porta Nova, y otra próxima a la Porta de San Pedro, que incluye la zona de San Roque y la Praza da Constitución, junto a la vía XIX. También hay confirmadas otras tres necrópolis anteriores, en este caso, de incineración: en la Praza do Ferrol, en el carril das Estantigas y también en la zona de San Roque, que son de la época Altoimperial (siglos I y II). En el caso de la Praza do Ferrol, se excavó en los años ochenta para construir el aparcamiento y apareció una necrópolis de incineración, con más de 66 enterramientos, tres hornos alfareros y restos del acueducto. En cuanto a San Roque, los hallazgos de ambas necrópolis (incineración e inhumación) se conservan en el Centro Arqueolóxico.

Pero el trabajo de los arqueólogos no acaba ahí. Explica Enrique González que tienen referencias de posibles necrópolis en Recatelo y en la zona de O Carme, también de la misma época que la encontrada en la Rúa da Xesta. En la zona de Recatelo, cerca del parque, hay bastantes noticias de la existencia de un área de enterramientos de los siglos III y IV, pero aún no está constatado arqueológicamente. También hay indicios de una zona de enterramientos en O Carme, en la salida por la Porta Miñá, también de la época Bajoimperial. En esa zona apareció una sepultura, pero esperan que futuras excavaciones permitan confirmar la existencia de una necrópolis. Tampoco descartan la aparición de cementerios romanos en áreas más alejadas de la ciudad.

Controles arqueológicos

Para avanzar en el conocimiento de la historia de Lugo son fundamentales los controles arqueológicos, según explica González, que se pueden realizar mediante excavaciones, supervisión de los movimientos de tierra o controles, en función del tipo de obra y de la zona de la que se trate. En el caso de la Rúa da Xesta, el solar donde aparecieron las tumbas no está incluido en el Pepri, pero sí es una zona cautelada por el PXOM, lo que implica la obligatoriedad de controles arqueológicos cuando hay movimientos de tierra.

El topónimo «A Lagoa» sugiere la presencia de un humedal en la zona de las tumbas

El arqueólogo que trabaja en las excavaciones de la Rúa da Xesta, Roberto Bartolomé Abraira, de Engobe Arqueología, explicaba que el terreno donde aparecieron las tumbas es muy húmedo y ácido, lo que probablemente contribuyó a que no se conservasen restos óseos ni de ajuar en los enterramientos. No en vano, la zona era conocida como A Lagoa. «A memoria cidadá e a toponimia fálannos da existencia dunha lagoa ou zona húmida nesta área da cidade», explica Enrique González.

El historiador Adolfo de Abel Vilela también habla de la zona de A Lagoa y explica que a mediados del siglo XIX se tapió y, para ello, emplearon escombros del Convento de las Agustinas.

Conservación del material

Las tumbas de las Rúa da Xesta no han destapado por ahora objetos de relevancia. Los materiales que recojan en las excavaciones de la Rúa da Xesta y que se vayan a conservar se trasladarán al Museo de Viladonga. Por el momento, aparecieron clavos procedentes de las maderas de los ataúdes, losas y tejas.