El tren

Antón Grande TRIBUNA

LUGO CIUDAD

18 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Esto del tren con Galicia, y en especial con Lugo, me está sonando ya a cachondeo. Cierran todas las puertas para que no viajemos en ferrocarril, o para ser más prácticos, dejan de vender billetes en las estaciones, incluso algunas como la de Sarria, y la disculpa es la de siempre, no hay pasajeros suficientes y el mejor medio de locomoción, y más ecológico, de momento porque en Lugo aún no llegó la electricidad, -está bien que los de Lugo seamos así, un tanto raros, pero tanto como para que nos dejen al pairo- los resultados son que la pescadilla se muerde la cola, o sea, no hay pasajeros, cerramos, pero ¿por qué no hay pasajeros? Porque los trenes son una coña, llegan tarde, se averían, y así forzamos los cierres.

Recuerdo mis épocas juveniles cuando me recorrí media Europa en tren, porque era lo más cómodo, rápido y además, barato gracias a las rebajas que nos ofrecían a los estudiantes universitarios. Trenes veloces, cómodos y con multitud de enlaces para recorrer cualquier lugar de Francia, Italia, Alemania, Bélgica o lo que fuese. Y así sigue. Ahora los trenes de vía estrecha, el Transcantábrico o el Hullero, sobre el que dejó escrito un excelente libro el coruñés José María Merino, son un verdadero desastre de abandono y desinterés. Los mercancías pasan por Lugo casi sin que nos enteremos, la estación lucense es un paraje desierto para los viajeros y aun encima nos vienen vendiendo ahora, unos y otros, la intermodal. Pero si no hay trenes, ni usuarios. Pues que cierren y no se anden con coñas, que los de Lugo somos muy sentidos. Y nos gusta viajar, cómodos, y elegir lo que mejor funciona. Menos el tren, claro.