Huellas y ADN que conducen al delincuente

Tania Taboada

LUGO CIUDAD

OSCAR CELA

La unidad de Policía Científica de la Comisaría de Lugo realizó 600 inspecciones en lo que va de año

06 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Homicidios, asesinatos, violaciones, robos con violencia, lesiones... A esta unidad de la Comisaría de Policía Nacional de Lugo es a donde llega lo peor que le puede suceder a una o varias personas en la capital lucense. Pero los ochos profesionales que forman el equipo del inspector jefe de la brigada provincial de policía científica, Manuel Luaces, son los que se encargan de extraer lo que autor o autores de actos delictivos dejan en el lugar de los hechos. «El equipo de Policía Científica de la comisaría de Lugo es fantástico. Contamos con unos grandes profesionales que trabajan con una metodología muy estricta y seria», afirma rotundamente Manuel Luaces.

En casos de crímenes llaman especialmente la atención por llegar al lugar con un maletín y vestir las protecciones correspondientes para no contaminar el escenario mientras recogen indicios y vestigios. Un mono de protección integral de color blanco, mascarillas, guantes y calzas los hacen más visibles. Cuando abandonan la zona cero, lo hacen siempre con bolsas de evidencias y con la cámara repleta de fotografías. En casos donde no hay sangre, por ejemplo en robos, suelen portar un simple chaleco pero que también los diferencia de los otros compañeros. «Lo que saca policía científica es lo que deja el autor en el sitio: ADN y huellas dactilares. En cuanto al ADN no lo trabajamos en la comisaría lucense. Nosotros cogemos los frotis, las muestras, y las enviamos al laboratorio de A Coruña que es el encargado de tratarlas. Sin embargo, las huellas sí las trabajamos aquí. Las revelamos en el lugar de los hechos o bien en la campana de cianoacrilato», explica el inspector jefe de la brigada provincial de policía científica.

OSCAR CELA

Reportaje fotográfico

El trabajo de la Policía Científica es decisivo en la resolución de numerosos hechos delictivos, desde los homicidios o las agresiones sexuales, hasta los robos en establecimientos o en vehículos. La primera labor de estos especialistas es la inspección ocular del escenario del delito. Allí realizan un detallado reportaje fotográfico para acreditar el estado de las cosas y recogen todas las evidencias posibles. «Policía científica va al lugar de los hechos y lo inspecciona todo para buscar huellas. Lo importante es saber donde tocó el agresor o agresores y su camino de entrada y salida. Seguimos su orden y aplicamos reactivos en busca de vestigios dactilares y ADN. Trabajamos también con Luminol, que es una sustancia química que reacciona con la sangre», explica el inspector Martín Álvarez.

Normalmente, los agentes de Policía Científica llegan al lugar cuando la zona ya ha sido acordonada por las patrullas de seguridad ciudadana, que suelen ser las primeras en llegar. Es entonces cuando se van enumerando las evidencias halladas. Luego se confecciona un acta de cómo se produjo la intervención, qué policías la hicieron y de qué manera. «Hay que documentarlo todo para preservar la cadena de custodia. Y es que la policía científica, además de ser la responsable de realizar la inspección ocular en el lugar de los hechos, es quien recoge los efectos que puedan ser probatorios para su estudio y puesta a disposición judicial. Es también la encargada de elaborar informes periciales», indican.

Pero el CSI lucense no actúa por tipos de delitos, sino que trabaja en cualquier delito que haya una prueba susceptible de estudio de policía científica. Esto significa que no solamente trabaja en crímenes y robos, sino que también realiza todas las labores de balística operativa (realizar un el informe sobre un arma y recuperar vainas y balas para mandarlas a balística identificativa de Madrid); la documentoscopia; los carnés de identidad; talones bancarios; cupones de la once; marcas y patentes...

Inspecciones

El trabajo de policía científica se nota y eso lo avalan las estadísticas. En lo que va de año, hasta el día de ayer, llevan más de 600 inspecciones realizadas en la capital lucense.

De las inspecciones a las que acuden, unas 160 han resultado positivas (una de cada cuatro), puesto que traen a la comisaría huellas o ADN. Esto representa un 26,6%. De los delincuentes identificados, un 45% son por ADN y un 55% por lofoscopia.

En lo que va de año 70 delincuentes han sido identificados y un 80% de las inspecciones se realizaron en delitos de Patrimonio (en robos con fuerza en vehículos, domicilios y negocios).

OSCAR CELA

Una campana de cianoacrilato para revelar huellas invisibles

En superficies que no admiten reactivos físicos se usa la campana de cianoacrilato, que hace que el revelado de huella sea rápido y eficaz. Los investigadores introducen el objeto en dicha instalación para someterla al revelado químico. Primero se aplica el cianoacrilato y luego se extrae para que no sea inhalado debido a su toxicidad. Con el cuarto a oscuras, y empleando un tinte denominado flavina logran el contraste para fotografiar la huella. «Cuando tocamos algo, dejamos un dibujo que son las líneas de los dedos y que conlleva sudor, aminoácidos... Hay papeles en los que está la huella pero no se ve. Contamos con productos químicos que en condiciones determinadas y que se producen en la campana en cuanto a humedad y temperatura se adhieren a esos aminoácidos por una reacción química y se va haciendo visible», explican.