La tierra ha dado una vuelta al sol y hoy igual que hace un año sigo viendo doblar la esquina de la calle de la reina a ese hombre menudo que lo era todo en mi vida: mi padre.
Jose Luis Valcárcel, magnánimo en su sencillez, gustaba de sacudirse el polvo de halagos y complacencia porque deseaba vivir la realidad con los pies pegados a la tierra, aferrado a su trabajo que junto con su familia era su vida.
Su mayor tesoro: su mujer. Sin lugar a dudas. Compañera infatigable que hizo que sus logros fuesen si cabe aun mayores.
Se desvivió por los suyos y sus últimos años vivió enamorado de su nieto, por el que ya en vida suspiraba debido a la consabida ausencia que implicaría el inexorable paso de los años.
A lo largo de su bien vivida vida encontró en el campo su espacio y en sus compañeros Jose y Paco a sus hermanos en las armas, el monte y la defensa de la naturaleza.
Cazador de despacho, dedico gran parte de su tiempo, y el robado a los suyos, a defender y proteger lo que el definía como una actividad que nació con el hombre y que por ello este debería de encargarse de mantener sana y viva.
Su personalidad atractiva, arrolladora e inteligente, le convirtió en un hombre dialogante, versátil, valioso y brillante en todas sus empresas: funcionario impecable, graduado social admirable, abogado vocacional y sobresaliente, profesor universitario sabio. Supo hacer de su trabajo no solo un modo de vida sino un ejemplo a seguir, pero sin lugar a dudas su mayor éxito lo obtuvo como padre.
Donde quiera que este el canto de las perdices entonara reclamo, las sendas serán verdes y frondosas, flanqueadas de castaños y robles, resonaran ecos de Verbas Xeitosas y siempre será otoño, preludio de invierno. Alli habrá llegado orgulloso, con su pasaporte en la mano mostrando sus señas de identidad. Nombre: Jose Luis Valcárcel Yañez. Lugar de nacimiento: Puerta de la Mosquera, Lugo. Pais: Galicia.
Hoy se celebrará a las 12 horas una misa en la Iglesias de San Francisco Javier.