Gaf-il es una de las pequeñas que viajó desde uno de los campamentos de Aaiún para estar dos meses en España
02 ago 2019 . Actualizado a las 09:24 h.Diez niños saharauis pasan el verano refugiados en Lugo del abrasador calor africano. Están aquí desde julio, gracias al programa Vacaciones en Paz, en colaboración con la Asociación Solidaridade Galega co Pobo Saharaui, y volverán al Sáhara en septiembre. El Concello también aporta más de 9.000 euros para hacer posible la estancia de los pequeños, de once años de edad, en España.
Los niños llegan desde Aaiún, Dajla, Ausserd, Smara y Tinduf. Sin embargo, no llegan desde estas ciudades ya que viven en campamentos de refugiados que llevan el nombre de las ciudades del Sáhara Occidental. Algunos de los habitantes de los campos llevan más de 30 años refugiados y, la mayor parte de los niños, son refugiados de tercera generación. La mayor parte de la población vive en tiendas que no tienen agua corriente.
Una niña de Aaiún
Este es el caso de Gaf-il Mohammed. Esta es la primera vez que viaja a España. Sus padres de acogida son Luis Anxo Fernández y Luz del Alba Torres, que ya tienen otro hijo de 15 años. «Hace muchos años pertenecí a una asociación de ayuda humanitaria al pueblo saharaui, por lo que conocía su situación. El año pasado, en un cámping un amigo tenía una niña de acogida como Gaf-il, y yo le pregunté. Me puse en contacto con la persona que llevaba el tema y aquí estamos», explica Luis Anxo. Para traer a la pequeña tuvieron que presentar documentación que, explican, no fue demasiado complicada y que incluía un certificado que demostrase que no tenían antecedentes penales, además de empadronamientos y un informe que recogiese las circunstancias de la unidad familiar.
Esta niña solo habla árabe. Sus padres de acogida se comunican con ella a través del traductor de google. A modo de pregunta y respuesta, mantienen las conversaciones. Además, y en apenas unas semanas, Gaf-il ya entiende y pronuncia algunas palabras en castellano. Luis Anxo y Luz están convencidos de repetir su experiencia con Gaf-il y traerla el año que viene. Y también los sucesivos, hasta que cumpla 14, que es la edad límite para realizar este tipo de intercambios.
La separación, difícil
El padre de esta niña saharaui vive y trabaja en Algeciras. En el campamento de Aaiún, ella vive con su madre y con sus cuatro hermanos, además de con su tía y con su primo. A Luis Anxo y a Luz les va a costar separarse de ella. Ya lo anticipan e incluso lo imaginan. Él dice que llorará y ella asegura que le mandarán una caja de ropa.
A Gaf-il le encanta el agua, pero también la televisión y come de todo menos carne de cerdo, ya que así lo indica su religión y así lo traslado la madre biológica a los padres de acogida. En Galicia ha descubierto el mar y se ha enamorado de él. «Nunca pasé tantas horas en la playa como desde que llegó ella», explica Luis Anxo.
A esta pequeña todo le hace ilusión y es muy detallista. Además, tiene que dormir con una luz encendida. Hace unos días, la progenitora contaba desde el Sáhara que superaban los 50 grados. Una de las finalidades del programa Vacaciones en Paz es sacar a los niños de las altas temperaturas del desierto.