La nueva era arranca con viejos ecos

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Carlos Castro

La oposición recurrió una y otra vez al pasado para cuestionar al gobierno que encabeza Méndez

30 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El pleno del Concello de Lugo celebró ayer su primera sesión (con contenido) de la legislatura y, más allá de las decisiones que se adoptaron -cuatro por unanimidad-, sirvió para ver por dónde pueden ir los tiros en cuanto al debate político los próximos cuatro años. Aunque las medidas se supone que deben adoptarse en clave de futuro, el pasado salió una y otra vez a relucir.

El mandato monocolor anterior, e incluso legislaturas previas, sirvieron de arma arrojadiza al PP. Los populares cargaron contra la alcaldesa, Lara Méndez, y su gestión. Especialmente punzante fue el viceportavoz de los populares, Antonio Ameijide, cuya relación con la regidora es tensa. Menos crispada resulta la puesta en escena de Ciudadanos, cuya portavoz, Olga Louzao, se presentó con un discurso exigente, pero más sosegado.

Para algunos ediles el pleno de ayer fue su puesta de largo como responsables de áreas, y se les vio un punto encorsetados, una imagen lejana a la que proyectó el teniente de alcalde Rubén Arroxo, al que también se dirigieron algunos dardos de Cs y PP preguntándole si ahora «que pisa moqueta» mantendrá los postulados que defendía en la oposición. Pero esas puyas parecían no ir con Arroxo, que lejos de los artificios que a menudo envuelven los discursos políticos, trasladó una imagen serena y resolutiva. De llegar a los plenos con los deberes hechos y con la tranquilidad de que a él, por ahora, no hay pasado que reprocharle.

Lara Méndez a Antonio Ameijide: «Segue sendo o neno impertinente da clase»

La alcaldesa, Lara Méndez, y el viceportavoz de los populares, Antonio Ameijide, atrajeron parte de las miradas del pleno de ayer. El primero aprovechó cada intervención para personalizar en la regidora la acción de gobierno de los últimos cuatro años, acusándola de haber paralizado Lugo, de desidia y de incompetencia, mientras la alcaldesa llamó al orden al popular en un par de oportunidades.

«Segue sendo o neno impertinente da clase», le espetó Méndez al viceportavoz de los populares, «traslademos unha imaxe de educación», le reclamó después de que el concejal replicase en un par de ocasiones fuera de su turno de palabra. Parece que a Ameijide le tocará ser el látigo del nuevo gobierno, aunque sus dardos tienden a personalizarse en la regidora.

La tensión entre la socialista y el popular se percibe en el ambiente. Al fin y al cabo, el hecho de que el PP judicializase la acción de gobierno ha dejado una herida que no parece estar en vías de curación. «Todos os papeliños que xudicializa non lle saen ben», insistió Méndez, «xa non pode falar da miña malversación e imputación», añadió en referencia al archivo de la denuncia penal presentada por los populares contra la regidora acusándola de malversación y prevaricación como consecuencia del retraso en la adjudicación de los contratos caducados del concello.

Ameijide hizo alusión a la «constatación do seu fracaso como xestora», a la «vaguería do goberno», y felicitó con sorna a Méndez por ser «pioneiros en facer edificios verdes». Momento en el que sacó instantáneas de edificios como la biblioteca de A Piringalla o la Fábrica da luz aludienedo con ironía a la silvicultura que se practica en ellas, o a la eficiencia energética que supone el estar inacabados.

El día en que las «guerras imperialistas» se mezclaron con la fiestas de San Froilán

El debate mediático que generó la contratación del grupo Def con Dos para el San Froilán se trasladó ayer a un agrio cara a cara en el pleno con Ramón Carballo y Maite Ferreiro como protagonistas. El líder de los populares insistió en que no debe pagarse con dinero de los lucenses el concierto de un grupo con un integrante condenado por enaltecimiento del terrorismo y humillación a las víctimas, y que no deben politizar las fiestas.

Fue la edila de Cultura, Maite Ferreiro, la que tomó la palabra para defender el concierto, que se mantiene. Y lo hizo yendo con todo, acusando a la oposición de «embarrar» y de buscar «bronca dende o primeiro día». Estas palabras llegaban después de que Carballo espetase a Arroxo que «é vostede un lobo con pel de cordeiro, pero pensei que tardaría máis en sacar a careta».

Ferreiro entiende que la contratación de un grupo musical es en el fondo una «decisión pouco importante» y aludió a otros escenarios para defender la actuación. Recordó a Carballo que en Madrid fue la «extrema dereita aplicou a súa ideoloxía censuradora» para impedir que Def con Dos actuara y cargó contra la censura.

Sacó Ferreiro la artillería pesada cuando dijo que «non imos criticar a súa especial sensibilidade polo sufrimento dunha parte das vítimas», pero «pedímoslle tamén sensibilidade cara outras», como las de las «guerras imperialistas que vostedes defenderon e apoiaron, as que morren nas augas dos estreitos escapando da fame, as miserias e guerras. Persoas asasinadas defendendo as liberdades». Un argumento que generó murmullos de indignación en la bancada popular y que hizo que Carballo respondiese con un «a nós dóennos todas as víctimas», reclamando a Ferreiro que no hiciese demagogia.

Pero Ferreiro no paró ahí, y en la réplica dijo que «como muller e veciña sentinme humillada moitas veces polos seus compañeiros de partido», ante palabras como las de Pablo Casado, aludiendo a que las mujeres embarazadas no siempre sabían lo que tenían dentro, o a la defensa de Rivera de los vientres de alquiler. «Acórdase, señor Carballo, cando fun hai tres anos ao seu despacho preguntar por un presunto violador que andaba solto por Lugo, e vostede dixo que o protocolo habitual neses casos era mandar aviso á familia para que pasara por comisaría. Mentres ese protocolo que vostede di que existía, que non era verdade, ese violador violou a outra muller. E está condenado. E cando houbo un acosador pola zona do Miño dixo que era unha anécdota, un caso menor. Iso si que son abusos e non as palabras».

Fue Ciudadanos quien tildó de «barbaridad» mezclar las guerras imperialistas con las fiestas de Lugo.