La innovación llega a la huerta gallega

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

LUGO CIUDAD

CEDIDA

Todo sector primario precisa de una industria transformadora y en Galicia hay grelos, setas y ortigas en conserva, pero también una sobrasada vegana y un chorizo de calabaza

14 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Más información del sector primario en www.lavozdegalicia/somosagro/

El abuelo de Luis de Lorenzo era un amante del campo que todos los años veía que, cuando había cosechas buenas y abundantes, los agricultores tenían que tirar los precios de sus cultivos Así que decidió meter en lata esos productos de la huerta. Así nació A Rosaleira, una empresa con mucha historia que hoy es famosa por sus grelos en conserva. No es la única. Champivil, en Lugo, empezó casi en la misma época por las setas silvestres y hoy ofrece también verduras de todo tipo. Ambas son buenos ejemplos de industrias transformadoras, que ayudan a poner en valor al sector primario y ofrecen una seguridad a los agricultores. A su lado, y animados por el auge del veganismo, han ido surgiendo en los últimos años otras industrias que persiguen el mismo objetivo: dar valor a frutas y hortalizas. Calabizo, que hace un chorizo de calabaza, es un buen ejemplo, al igual que la sobrasada vegana de Freshcut, la línea de productos creada por Frutas Nieves para valorizar frutas, verduras y hortalizas.

Todas estas industrias tiene algo en común: sus productos se elaboran sin conservantes ni colorantes y de forma natural. «Los preparamos igual que haría cualquiera en su casa», explica Luis de Lorenzo, director de A Rosaleira. Esa es su seña de identidad. Solo hay que leer la lista de ingredientes de cualquier de sus conservas. Al año pueden llegar a procesar 800.000 kilos de grelos, «todos de Santiago». «El año que hay sobreproducción, el grelo no vale nada y antes ni se recogía. Nosotros ofrecemos todos los años un precio fijo, que permite al agricultor tener un salario digno», sostiene. Y ¿dónde venden sus productos? «Allá donde haya un gallego. Nuestro éxito es que el grelo viaja mal en fresco, porque acusa mucho la falta de agua, y como a nuestros productos le hacemos lo mismo que se le haría en cualquier casa, el restaurante no nota la diferencia», sostiene. De hecho, la hostelería se ha convertido en uno de sus principales clientes, «porque así pueden tener grelo todo el año».

Para el público vegano

Freshcut y Calabizo tiene muchas cosas en común. Ambos han ganado el premio al producto innovador que otorga el Clúster Alimentario de Galicia. Y ambos están pensados para el público vegano. La primera de estas empresas fue puesta en marcha por Frutas Nieves con un objetivo claro: valorizar frutas, verduras y hortalizas desarrollando para ello productos sin ningún tipo de conservantes, colorantes o azúcares añadidos. Su marca es Galifresh y, en el último año, ha permitido que el grupo crezca un 15 % y que su facturación supere los 20 millones de euros. Freshcut es innovación, buscar productos novedosos enfocados a satisfacer una demanda creciente en la sociedad: la de introducir en sus menús diarios platos saludables y ya preparados. Siguiendo esta máxima se han abierto cuatro líneas: la de los purés de frutas, los untables vegetales, las sopas y cremas de verduras y las verduras listas para consumir. Grelos al natural, puré de patatas, gazpacho y grelos y acelgas a la gallega son algunos de sus platos. Pero son si dudan sus untables vegetales, con siete referencias entre ellas la sobrasada vegana, los que más están sorprendiendo, pues han logrado varios premios, entre ellos, el del producto innovador del Clúster Alimentario, y el Innovapeme, de la Axencia Galega de Innovación.

Calabizo son Sofía Calvo, Edurne Sendra y Keila Pousa, tres mujeres que se han embarcado en la aventura del chorizo vegano. Fue Sofía la que tuvo la idea, pues después de trabajar en un restaurante vegano se dio cuenta de que uno de los productos que más echaban de menos los que no consumían carne era el chorizo. «Es exactamente igual que un chorizo, solo que en vez de lomo de cerdo lleva pulpa de calabaza y en vez de grasa, aceite de oliva», cuenta Edurne. El resultado es un embutido con aspecto, olor y sabor a chorizo de siempre, pero elaborado únicamente con ingredientes vegetales. «Es un producto de alto valor nutritivo, bajo aporte calórico, fuente de fibra, rico en antioxidantes y con el sabor de siempre», explican en la empresa. Nació como un producto pensado para vegetarianos y veganos, pero también está funcionando muy bien entre personas con alergias e intolerancias, pues no contiene gluten, huevo o derivados lácteos.

Pensando en ampliar

Poner en marcha la empresa no fue tarea sencilla, «porque todas las máquinas están preparadas para trabajar con carne». Consiguieron financiación gracias a la aceleradora Vía Exterior y en el 2016 salieron al mercado. Ahora, están ya pensando en ampliar sus instalaciones y han sacado al mercado el primer potaje con Calabizo, «ecológico y vegano». Al principio, la calabaza venía de fuera, «ahora ya tenemos entre ocho y diez agricultores gallegos que nos traen su calabaza», cuenta Edurne. Su objetivo es que el 100 % de su materia prima sea gallega. «En Galicia se planta más calabaza de la que creemos y es un cultivo muy fácil. Los agricultores que trabajan con nosotros repiten y hacen falta empresas transformadoras, que sean capaces de darle un valor añadido a los productos», añade. De hecho, pagan un poco más por las calabazas, «pero es que tenemos que cuidar a nuestros productores», explican. Por ahora, el destino de los Calabizos es el mercado nacional, pero ya están pensando en vender en Alemania. «Somos unas privilegiadas porque el 80 % de nuestros clientes son veganos y son gente muy concienciada que entiende que tengamos lista de espera», explica Edurne. Y es que los productos de la huerta gallega pueden llegar a ser todo un éxito.

Todos estos productos se elaboran sin conservantes ni colorantes

Freshcut y Calabizo lograron el premio al producto innovador del Clúster Alimentario