Un ponteareano se corona en Las Vegas

Monica Torres
mónica torres PONTEAREAS / LA VOZ

LUGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Brais Pino triunfa en la meca del juego como campeón del mundo de billar amateur

01 jul 2019 . Actualizado a las 13:45 h.

No todo lo que pasa en Las Vegas se queda allí. Brais Pino se ha traído para su municipio natal un podio del que sus vecinos ponteareanos están orgullosos. Participó entre el 23 de mayo y 1 de junio en el Mundial amateur en la meca del Pool y se vino con un título por equipos y dos en individuales, el noveno en la modalidad Bola 9 y el trece en Bola 8, donde competían otros 360 y 660 jugadores de todo el mundo respectivamente.

El equipo, que representaba a España junto a sus compañeros, Fran Doval y Raúl Esmorís (ambos de Lugo) así como Manuel Montejo y Carlos Gómez (los dos de Mallorca), lograron el primer puesto del Campeonato del Mundo amateur, imponiéndose a los 350 conjuntos de todo el mundo que acudieron a la competición. El ponteareano también consiguió el nombramiento «All Stars» gracias a su buen rendimiento en las dos semanas que duró esta nueva edición del Campeonato del Mundo no profesional de billar.

No era la primera vez que Brais Pino acudía a la ciudad del juego y el exceso por excelencia. Pero entre las dos visitas pasaron 19 años. «Cuando tenía quince me clasifiqué y jugué tanto en individual como en equipo. Aquel fue el viaje de la ilusión por eso mi sueño ahora no era el ir a las Vegas, sino el de ganar el campeonato», explica. No se plantea volver de momento aunque aún le queda una excusa más que suficiente, «porque también quiero ganar en la categoría de individual».

Todo un maratón

Fue todo un maratón, con jornadas de juego desde las nueve de la mañana a las once de la noche. «Allí estás jugando al billar desde que te levantas hasta que te acuestas, en los doce días de mundial jugué unas 250 partidas oficiales y otras tantas de entrenamiento», recuerda el jugador más laureado de la villa del Tea. «Creo que la cualidad más importante es la concentración, además de la preparación física y mental», valora. Y de no levantar la mirada de la mesa de juego sabe bastante porque, según desvela, «hubo un día con nueve enfrentamientos durante catorce horas seguidas y, cuando me di cuenta llevaba 35 horas sin comer».

«Aún con podio o sin él vayas a jugar o no, Las Vegas es una experiencia fantástica y más que recomendable», deja caer el ponteareano de golpe maestro.

La suya no fue una vocación heredada y tampoco hubo mucho margen entre el momento en el que cogió el taco por primera vez y su viaje a Las Vegas. «Empecé a los quince años un día que mi madre me dio unos euros para salir y fui a un bar de Ponteareas que se llamaba O Noso Lar, donde tenían billar», recuerda. Su padre le acompañó tres años después en su primera incursión en Las Vegas, cuando recién había cumplido los 19.

«Ahora ganamos porque todos somos buenos pero es igualmente importante el trabajo en equipo para poder complementarse», desvela Brais Pino de regreso ya en su casa de Ponteareas, donde se ha instalado su propia mesa de juego. De esa forma no solo puede entrenar con sus propios horarios sino que, aunque la mesa supone una inversión importante, se amortiza en no mucho tiempo al no tener que pagar por partida en cualquier local.

«El billar es un deporte caro porque además tienes que pagar por entrenar, por eso acabé por comprarme yo la mesa y tienes que tener sitio para que te quepa», advierte a quienes quieran seguir sus pasos. Trabaja como carpintero de aluminio, en la empresa Ventana Hogar de Ponteareas, y donde no pusieron inconveniente en animarlo a participar y adelantarle una semana de vacaciones cuando se decidió a coger el guante que le lanzaron los otros miembros del equipo español. «Siempre me había quedado el gusanillo de volver y cuando me picaron para hacer el equipo ya solo me preocupaba poder coger parte de mis vacaciones para cumplir con el sueño», apunta.

Complementarse es la clave en la modalidad de equipo. «En individuales lo más difícil es aguantar la presión en momentos delicados como en un empate y después de muchos partidos», considera el joven campeón.

El premio en metálico por ganar el mundial fue de 10.000 euros y tocaron a 2.000 por cabeza. «Algunos reinvirtieron lo ganado en un buen taco pero yo tuve suerte y me tocó allí mismo uno en un sorteo, valorado en unos 1.500 euros que me vino muy bien porque realmente me hacía falta», indica el jugador. Sus resultados en individuales le valieron otros 2.300 dólares y además fue merecedor de diploma al ser nombrado jugador All Star por sus extraordinarios resultados totales.

«Ganamos porque todos somos buenos pero es igualmente importante complementarse»

«En doce días jugué unas 250 partidas oficiales y otras tantas de entrenamiento»