«En noviembre de 1976 -recuerda- el principal problema era la falta presupuesto para pagar las nóminas y gastos del Colegio Universitario, por lo que llegué incluso a avalar personalmente el crédito solicitado de dos millones y medio de pesetas. Además, conseguimos iniciar la construcción del edificio de Augas Ferreas en 1977, sufragado por ambas instituciones, lo que serviría para consolidar la creación del Campus, del que, sin lugar a dudas, el Colegio Universitario fue el embrión».
Es medida tarde, y Tomás Notario se despide para acudir a su habitual tertulia.
Ahora solo hay que esperar a la publicación de sus memorias, que es de esperar que no se demoren mucho.