«Cuerpo a tierra, que vienen los míos»

Suso Varela Pérez
Suso Varela LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

CARLOS CORTÉS

Nueva lucha en el PSOE para presidir la Diputación y, de paso, por el control del partido en la provincia

02 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El siempre recordado Melchor Roel, entre otras muchas cosas alcalde socialista de Viveiro, decía una frase que resumía al socialismo gallego y lucense: «Cuerpo a tierra, que vienen los míos». Los movimientos que se produjeron en los últimos días para desestabilizar la posibilidad de que Darío Campos sea investido presidente de la Diputación no solo dan la razón al malogrado Roel, si no a los que piensan que el PSdeG ?partido, como dijo César Casal, en el que hay tantos PSOES como militantes y que «parece que en el ADN socialista galaico estén impresas la división y el enfrentamiento»? va camino de generar otro esperpento como el ocurrido hace cuatro años con Martínez, Santín y Besteiro como protagonistas.

Hace más de un año por la cabeza de Campos no pasaba volver a repetir como candidato. Fue en la noche de San Juan del 2015 una opción de última hora, por su perfil de consenso y querido por los alcaldes y portavoces, para resolver «o monumental ‘carajal’» del caso Martínez. Y Campos, que luego fue presidente por una moción de censura contra Candia, fue poco a poco asumiendo su rol presidencial en un mandato que ha sido de todo menos favorable para la imagen institución.

El 27 de enero el secretario provincial, Álvaro Santos, anuncia en el comité provincial que Darío Campos sería el candidato del PSOE a la Diputación, algo que él mismo ratifica unos días después. Para la dirección del PSOE lucense no solo consideraban que tenía el perfil de consenso que se precisa para unir a todas las familias socialistas ?además de su apoyo a Pedro Sánchez? si no que se merecía un mandato más placentero.

Como explicó el veterano alcalde socialista de Culleredo, Julio Sacristán, cuando se marchó hace un par de años: «Las primarias no pueden ser la semilla de la discordia y de nuevas venganzas». Pero esa lección parece que no se cumple en las filas socialistas. Las heridas y desconfianzas que quedaron del duelo por las primarias en Galicia (Gonzalo Caballero frente a Díaz Villoslada, apoyado por el besteirismo), del duelo nacional entre Susana Díaz y Pedro Sánchez; y de la lucha a nivel provincial entre Santos, Patricia Otero (fiel a Caballero y hoy parlamentaria) y José María Arias han aflorado en las primeras citas electorales a las que tuvieron que concurrir las tres direcciones del partido.

El conflicto más evidente se vivió en marzo cuando se confeccionaron las listas al Congreso y al Senado. La dirección provincial apostó por la sanchista Sonsoles López y por la continuidad de Ricardo Varela, mientras que la dirección gallega, con Caballero en la comisión federal de listas, propuso a Ana Prieto y César Mogo como candidatos por Lugo.

Las relaciones de Caballero, y de su número dos, el secretario de organización, el lucense José Antonio Quiroga, y Santos sufrieron un deterioro, que se reflejó en la campaña de las generales: «Se houbese unión e coa boa onda de Sánchez, tiñamos os tres senadores e ganábamos en votos ao PP», reflexionaba un veterano socialista lucense. La euforia por los resultados sirvió de tregua en la confección de las listas municipales de Lugo ciudad y de los concellos. Santos y Lara Méndez advirtieron de las consecuencias de posibles injerencias. Y no las hubo, pero tampoco positivas en la campaña, donde algunos alcaldes socialistas aún están esperando la visita de destacados líderes del PSOE gallego y español para apoyarlos. El caso más claro fue el de la capital, donde no se llegó ni a realizar un mitin central, y vino una ministra sin que los lucenses la pudiesen ver. Por contra, a muchos les llamó la atención que se llevase a Sánchez a Vigo, donde el PSOE tenía la mayoría asegurada.

Pero esa aparente tregua duró menos de un día. La dirección gallega comenzó a filtrar la opción de José Tomé, arrollador en Monforte, como candidato a presidir la Diputación. Él, siempre cauto, ha tardado seis días en deshojar la margarita y pone encima de la mesa su victoria aplastante, además de ser el alcalde de la segunda ciudad de la provincia. Ahora que el PSdeG le ha abierto las puertas será la cabeza visible del secretario gallego en una provincia.

Campos tampoco se quedó quieto. Habló esta semana con alcaldes y portavoces de A Mariña y de A Fonsagrada para ir atando su equipo. Y, además, está el factor Santos, que puede jugar dos bazas, o bien quedarse en el Concello con la alcaldesa, o dar la pelea en la Diputación apoyando a Campos. Este, ya manifestó que él no será un problema y que no hará un Martínez. Otra cosa será saber cómo se comportan los diputados afines a Santos.

Mientras, en el BNG miran atónitos sobre con quién tendrán que pactar, y los ganadores de las elecciones, el PP, están a la espera. Candia ya fue presidenta.