Entierran a la niña muerta en Cospeito mientras continúan las investigaciones

Tania Taboada LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Óscar Cela

Fue enterrada este domingo en Xermade. El padre, roto de dolor, no soltó de sus manos una  foto de su pequeña

06 may 2019 . Actualizado a las 07:33 h.

A las seis y diez de la tarde llegaba al cementerio de la parroquia de Roupar, en el municipio lucense de Xermade, el coche fúnebre con los restos mortales de la niña de siete años que el pasado viernes apareció muerta de una forma extraña en su casa de Muimenta, en Cospeito. Lo hacía en medio de dos vehículos fúnebres repletos de flores y algún peluche y de turismos en los que viajaban sus familiares. En el cementerio esperaban allegados, amigos y niños con rosas blancas en sus manos.

Sucediendo al féretro llegaba un turismo en el que viajaba de copiloto su padre, que roto de dolor, no soltó de sus manos una dulce foto de su hija. Un duelo que se percibió minutos antes de inhumar a su pequeña, momento en el que se abrazó al féretro de color blanco y permaneció durante unos minutos besándolo. Estuvo en todo momento arropado por los suyos, y ninguno de ellos podía disimular la enorme tristeza. De no haber fallecido, su pequeña estaría este fin de semana disfrutando con todos ellos, ya que le tocaba estar con su familia paterna.

Duelo también en la abuela materna. Llegó acompañada por dos personas y una vez que su nieta recibió sepultura, las tres partieron hacia la iglesia para asistir al funeral. Por su parte, el padre y su familia esperaron a que los operarios de la funeraria retiraran los andamios de la sepultura para dirigirse a la iglesia, que se encuentra unos metros más adelante.

La que no asistió al entierro fue la madre de la niña, puesto que no la autorizaron para hacer acto de presencia en el mismo. Sigue ingresada en el hospital de Lugo y a la espera de lo que ordene la jueza de Vilalba, que se encarga de esta investigación y que decretó secretas las actuaciones.

En el momento de descargar las coronas, los operarios de la funeraria avisaron en voz alta a los titulares de las mismas para que estos las trasladaran. Cuando sonó el nombre «tu madre», fue una voluntaria la que se encargó de recogerla y trasladarla.

Las investigaciones para esclarecer las causas de la muerte siguen adelante.