El Hotel Méndez fue el primero en tener cocina económica, que estrenó en 1908

ANA de oliveira LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

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El día de la inauguración sirvieron 4.000 cafés, según la historia que elaboró María José López

27 abr 2019 . Actualizado a las 21:26 h.

Primero fueron competencia y finalmente acabaron fusionándose. Las historias de El Español y el Méndez Núñez, dos cafés históricos lucenses, forman parte de un libro editado por la dirección del hotel que continúa con el mismo nombre en la rúa da Raíña. María José López Caldeiro, la autora de la publicación, recoge historias realmente deliciosas en cien páginas en las que da cuenta de quiénes pusieron a andar ambos establecimientos y los gestionaron.

El Español y el Méndez, ambos ubicados en la rúa da Raíña, acabaron fusionándose en el año 1901, cuando ya había sido creada una fonda que disponía de un servicio de coches tirados por caballerías.

Cuenta María José López que en 1908 hubo una gran innovación en el hotel. Citando al gran escritor lucense Ánxel Fole dice que, por aquel entonces. El establecimiento estrenó una de las primeras cocinas económicas, en un momento en que estaban llegando a la ciudad uno de los grandes inventos que haría felices a muchas amas de casa e infelices a las que acabaron convirtiéndose esclavas de los fogones. El libro incluso presenta una foto de uno de los dueños del hotel, ufano y orgulloso ante el fotógrafo que lo retrató ante su flamante cocina.

Los dos cafés, cuando eran competencia, ofrecían en competencia actuaciones musicales. El Español, que era el establecimiento de las tertulias, optaba por una música mucho más popular que la del Méndez por el que pasaban artistas de nivel.

Para entretener a la concurrencia era habitual ofrecer rifas con diversos sorteos. Los premios eran habitualmente décimos de lotería o botellas de licor. El más curioso en El Español, cuenta María José López Caldeiro, fue un revólver. «Su dueño era un tal Mr. Millor, un periodista francés que ofreció su arma con el objeto de conseguir fondos para dar la vuelta al mundo», dice la autora del trabajo que ahora ve la luz.

«Pero no siempre El Español y el Méndez fueron testigos de diversión y alegría. Con frecuencia se ocupaban de la tarea benéfica de recaudar dinero para socorrer a necesitados por diversos motivos», cuenta la autora. María José López recuerda que el primero de los cafés hizo una invitación a los soldados que en 1895 iban a embarcar en el Isla de Luzón hacia Cuba.

Cuenta también que en septiembre de 1894 fueron realizadas en El Español las primeras pruebas para la instalación del alumbrado eléctrico, «pero hubo que esperar hasta 1896 para que el local se vea magníficamente iluminado.

En el recorrido por la historia de los cafés y el hotel, la autora del libro cuenta que en la inauguración de la fonda del Méndez fueron servidos cuatro mil cafés. María José López se detiene ampliamente en contar aspectos de la vida de los fundadores y posteriores dueños de los establecimientos y en contar quiénes fueron los principales huéspedes del hotel, entre ellos Manuel Murguía, esposo de Rosalía.

Un pozo en Montirón para guardar la nieve para los helados

«Si los helados del Español tenían fama, no fueron menos afamados los del Méndez ya desde sus primeros tiempos de andadura. La dirección inserta el siguiente anuncio en la prensa, que nos da idea de la importancia que se concede a la venta de helados en el verano de 1880: «Hasta el día 8 del presente mes se suspende en este café la venta de helados, por haberse agotado la nieve, de la cual se esperan cuatro toneladas que procedentes de Burdeos llegarán a la Coruña en un vapor de los Mensagerías el día 7». Volverá a ofrecer helado al público varios días después, pero anunciando el aumento en su precio por el elevado coste de la nieve de importación», cuenta la autora del libro.

«Años después, un cronista critica la falta de helados todos los días, aunque trata de justificarlo culpando a la presión fiscal. Es por ello que solo se vendan helados los días de fiesta. A su dueño lo tiene asado la Hacienda con la contribución y por lo visto quiere que todos mueran como, sin duda, morirá tan simpático industrial», escribe la autora quien recuerda que Ánxel Fole decía que los dueños de los dos cafés (aclara que eran de la misma empresa) tenían en Montirón un pozo donde conservaban la nieve del invierno para los refrescos y helados».

La última cena a un reo que fue ejecutado al día siguiente

En el libro editado por el Hotel Méndez, la autora cuenta que en El Español fue servida la última cena al reo José Vázquez antes de su ejecución en Lugo. «Había sido trasladado junto con otros 26 encarcelados de la cárcel de Monforte hasta el cuartel de Santo Domingo. Aunque hubo peticiones de indulto no se le conmutó la pena y fue ajusticiado en la mañana del viernes 7 de diciembre de 1894. No pudo ser el jueves por celebrarse la feria del mes», cuenta la autora de la publicación dada a conocer estos días. El libro es un recorrido por la sociedad lucense de los siglos XIX y XX.