Broche de plata para 92 abogados

L.G.C. LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

El Colexio de Avogados distinguió a casi un centenar de profesionales con más de 25 años de experiencia

07 feb 2019 . Actualizado a las 21:21 h.

Llevar más de un cuarto de siglo dedicado a la abogacía bien se merece un reconocimiento. Así lo consideró el Colexio de Avogados de Lugo, que ayer impuso su insignia de plata a 92 profesionales que han desarrollado su carrera durante más de 25 años, y que no habían recibido previamente la insignia o la medalla de oro que conceden a los 50 y 40 años de profesión.

Fue el salón regio del Círculo de las Artes el lugar elegido para un acto de homenaje que también sirvió para hacer una breve reflexión sobre la propia abogacía. Fue Miguel Caraduje, a la sazón presidente del Círculo y directivo del colegio, el encargado de dar la bienvenida a sus colegas y a los demás asistentes. Luego llegó el turno del decano de los abogados lucenses, Félix Mondelo, que habló en su intervención de una «profesión sacrificada y dura» que ha cambiado, dijo, aunque no tanto como debería, en referencia a la falta de medios y dotaciones. «Espero y deseo que entre todos podamos ir modificando el sistema para lograr una mejor justicia en un marco de respeto, que redunde en beneficio de los ciudadanos», lanzó al tiempo que deseaba una «administración de justicia moderna y eficaz».

También el exdecano del Colegio de Abogados de Barcelona, Josep Oriol Rusca, reflexionó sobre la evolución de la profesión con una conferencia sobre la función social de la abogacía entendida como garante de los derechos, deberes y dignidad de las personas. No se olvidó tampoco de cómo la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías han afectado al mundo de la abogacía. «En toda la historia ha habido revoluciones mecánicas que sustituyeron la fuerza bruta; ahora la revolución de la inteligencia artificial quiere sustituir la inteligencia de la persona por máquinas. Esto es inaceptable, y menos cuando todas estas revoluciones no han sido decididas por la sociedad; es un cambio social sin legitimidad».

Tras los discursos, llegó la entrega de insignias, que se produjo por grupos y fue el momento más emotivo del acto. Luego llegó la hora de los corrillos, los saludos y los recuerdos. De departir con compañeros de profesión que al menos durante un cuarto de siglo han ejercido una tarea de la que se sienten orgullosos.