Fingen ser operarios, piden cambio de 500 euros y les roban 1.200

Tania Taboada

LUGO CIUDAD

Carlos Castro

Los hechos ocurrieron el día 17 de diciembre a mediodía, en la parroquia de Xermar

29 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Generosa Pardiño y Miguel Fernández, un matrimonio de 80 y 76 años y residentes del barrio de Piñeiro, en la parroquia de Xermar, en Cospeito, fueron víctimas de un robo de 1.200 euros. Los hechos ocurrieron sobre las 13.20 horas del pasado día 17 de diciembre, cuando la mujer estaba preparando la comida y dos hombres, de unos 40 años de edad, con el rostro al descubierto, morenos, altos, fuertes, vestidos con parkas oscuras y hablando muy educadamente gallego, llamaron a la puerta. «Dixéronme que eran de Vilalba, que estaban asfaltando nas estradas e se quería que me botaban cemento na beirarrúa da casa. Díxenlles que se o facían de balde sí, ao que eles responderon afirmativamente», relata la octogenaria, que llamó a su marido que estaba en la cocina. «Dixéronme o mesmo cá muller e eu ata lles dixen que deberían poñer uns tubos noutra zona que se atopa preto da nosa casa», explica Miguel, que añade que en ese momento, los hombres se dirigieron al coche, pero rápidamente dieron la vuelta y mirando el reloj le dijeron a la pareja que ya no podían realizar esos trabajos porque era hora de comer. «Pero nisto, preguntaron se tiñamos cambio de 500 euros e eu díxenlles que no, pero o meu home díxolles que sí. Cando entrou polo cambio tiráronse enriba de el e levaron os 1.200 euros que gardábamos no interior dunha caixa, nunha lacea da cociña», explica Generosa, que sospecha que hubiera una tercera persona esperando en el turismo. «Non collín a matrícula. So podo decir que o coche era oscuro e que escaparon coma centellas pola pista abaixo», explica la mujer, que desde ese día vive con miedo. 

El matrimonio lleva más de 30 años residiendo en esa casa y es la primera vez que les sucede algo así. No tienen hijos y viven solos. A la vivienda se accede por una pista que está repleta de baches. «Menos mal que non nos mancaron», concluye Generosa.