«Vine hace 30 años por baloncesto y me enamoré de Lugo»

Antón Grande

LUGO CIUDAD

Óscar Cela

Ricardo Hevia eliges sus tren rincones de una ciudad que lleva en el corazón: el pabellón municipal, la Praza da Soidade y la Rúa San Pedro

17 dic 2018 . Actualizado a las 21:45 h.

Ricardo Hevia Álvarez (Mieres, 1940) ha dedicado prácticamente toda su vida al baloncesto, deporte que sigue siendo su gran pasión. Comenzó de joven en Mieres, jugando en el equipo local y a los 26 años decidió hacerse entrenador. Así, fue míster del Oviedo, del Gijón, del León durante un año y luego recaló en Lugo para entrenar al Breogán, de esto hace ya treinta años.

No solo le cautivó el equipo, al que dirigió durante varias temporadas, sino que se enamoró de la ciudad en la que sigue viviendo, conoce sus barrios, tiene sus amigos y como bien dice como demostración de lucensismo, «incluso mi hijo es de Lugo».

Entre sus anécdotas, recuerda cuando el Breogán empezó su ascenso y le tocó en la final para subir a Segunda, lo que sería ahora la liga LEB, jugar contra el Mieres, equipo del que él era entrenador. Curiosamente, después de aquel encuentro, a los veinte años se convertiría en el entrenador del equipo lucense.

En cuanto a sus rincones favoritos, Ricardo Hevia se inclina por el Pabellón Municipal de los Deportes y la zona centro de la ciudad, concretamente la Praza da Soidade y la Rúa San Pedro.

«El Pabellón de los Deportes -comenta- es para mí algo muy importante en mis recuerdos. Recuerdo el día que en llegué para entrenar al Breogán, un viernes, y al día siguiente jugamos contra el Estudiantes al que ganamos por catorce puntos.

Pasé varias temporadas trabajando en este polideportivo y allí descubrí lo que era jugar con el Pabellón lleno a rebosar, incluso con gente en las puertas, y también por la pasión que se vivía, algo que ahora ya no es tanto pues aunque se llena el Pazo, no se ve tanta pasión entre los aficionados».

De lo que no hay duda es que el Pabellón representa algo sentimental muy importante en Hevia ya que cada vez que pasa por delante del mismo, le echa una mirada que es todo una añoranza. Incluso hace un par de días entró en él para realizar una grabación para un medio de comunicación y quedó asombrado por lo ordenado y limpio que estaba, mejor que en su época según reconoce. 

Óscar Cela

Casco histórico

El casco histórico de Lugo es su segunda pasión por ello otro de sus lugares favoritos es la Praza da Soidade a la que es raro el día en que no acuda a tomar un café o una cerveza en sus terrazas. «Esta plaza ?explica? me parece un rincón acogedor y bonito, sobre todo en primavera y en otoño. Sentarme allí, tomar una cerveza o un café, es para mí algo espectacular, con un paisaje con el museo enfrente, la Ruanova a un lado y el conjunto de la plaza en sí que te da sosiego.

Además es un rincón muy recogido en el que se está muy bien, incluso en los días en los que el tiempo no es muy bueno».

Óscar Cela

El tercer rincón de Ricardo Hevia es la Rúa de San Pedro y sus inmediaciones, el Campo Castelo. «Cuando vivía en la Rúa Castelao -recuerda- procuraba pasar por esta calle de vuelta para casa y muchas veces me tomaba una copa o si no, me acercaba al Campo Castelo que también me gusta mucho a ver a Julito del Bianco, y a donde sigo yendo de chateo con mis amigos porque es una zona muy buena y tranquila para hacer tertulia».

Así es Ricardo Hevia, un asturiano que se enamoró de Lugo y aquí sigue, como un lucense más. Y que sea por muchos años.