Primer intento de combatir la desmemoria industrial en la capital lucense

Enrique Gómez Souto
enrique g. souto LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

OSCAR CELA

Lugo Patrimonio dedicará en su nueva programación un ciclo al patrimonio industrial de Galicia

29 nov 2018 . Actualizado a las 19:14 h.

El antiguo matadero municipal de Lugo es hoy la sala de exposiciones Porta Miñá y de los edificios que conformaron el complejo de la antigua Frigsa algunos se conservan reconvertidos en centro social, auditorio, biblioteca y naves de servicios municipales. Pero hay una parte relevante de los edificios de uso industrial que marcaron muchos años de la vida lucense que han desaparecido, para otros no hay planes a largo plazo y para algún otro han fracasado los proyectos diseñados. A esta cuestión, al patrimonio industrial de Galicia , está dedicado uno de los ciclos incluidos en el proyecto de programación de Lugo Patrimonio, asociación presidida por Adolfo de Abel, que será aprobado el 15 de diciembre, en asamblea ordinaria, a celebrar en la galería Sargadelos.

El primero en intervenir en el nuevo ciclo de conferencias programado por Lugo Patrimonio será Xan Carmona Badía, que hablará sobre O patrimonio industrial de Galicia. Situación e perspectivas. Será el 9 de abril, a las 20.00 horas. Es más que probable que, con ocasión de esta conferencia, sean muchos los lucenses que se pregunten por qué desaparecieron edificios industriales tan relevantes como fueron los de las industrias cárnicas Frigsa y Abella.

El edificio del matadero de Frigsa, al pie de Duquesa de Lugo, era una mole construida para tener una vida muy, muy larga. Había sufrido un incendio en el aislante de las paredes exteriores y estaba en estado de total abandono. Su desaparición, la de alguno de los edificios más próximos, estos sin valor alguno, dejó el campo libre para la construcción del polideportivo de Frigsa y del Museo Interactivo de la Historia de Lugo. Pero el hecho es que se perdió la oportunidad de reconvertir un gran edificio de uso industrial. Curiosamente, fueron los edificios menores del complejo los que se salvaron y reutilizaron: las naves que servían para guardar el ganado, son hoy las dependencias de las distintas brigadas municipales; el antiguo comedor, es el centro social de Frigsa; en las oficinas de la empresa cárnica se habilitó la biblioteca municipal; en la nave taller para los camiones de la empresa, se acondicionó el auditorio Gustavo Freire.

Generadora de empleo y popular fue también Abella, la cárnica sita en Lamas de Prado. Tan popular fue que esa parte de la ciudad se denomina como la industria y el centro comercial levantado en su entorno lleva este mismo nombre. De su edificio industrial, nada queda, salvo un terreno en el que crece la maleza y sirve de depósitos de escombros.

Plaza de Ferrol

Edificio industrial, o, al menos, la sede de una de las empresas eléctricas que marcaron la vida de la capital fue el palacete que en la plaza de Ferrol dejó sitio a una promoción inmobiliaria que, en sus primeros momentos, tuvo algunas duras críticas. Se trata del edificio de La Eléctrica, primero, y de Barras Eléctricas Galaico Asturianas después. En este palacete tuvo su sede Barras hasta que la trasladó a un edificio de la calle Cidade de Viveiro. Su pérdida, fue, probablemente, una de las más sentidas por los lucenses junto a la del cine Gran Teatro, muchos años después.

Entre los edificios de uso industrial que, después de años y años cerrados, se intentó rescatar, como exposición y explotación como minicentral eléctrica es la vieja Fábrica de la Luz. Pero, hasta hoy, y con incidencias judiciales por medio, el citado proyecto sigue atascado y en peligro de caer en el olvido. Previamente, en el mandato del alcalde Joaquín García Díez se llevaron a cabo labores de restauración que evitaron una degradación probablemente irreversible de este edificio.

No disponible

Otra instalación industrial que corre peligro de acabar cerrada y expoliada a medio plazo es la antigua potabilizadora de agua, en la carretera de Ombreiro. Aunque sigue abierta, sus funciones, si es que tiene alguna, son mínimas, pero hay trabajadores municipales destinados en esta planta. De sus posibles usos, al margen de sus funciones iniciales, mucho se habló ya en el consistorio, sin más resultado, hasta ahora, que el consumo de saliva. Hay que recordar, por otra parte, que las instalaciones de la antigua depuradora de residuales llevan abandonadas desde la inauguración de la nueva planta.

Los que quedan reseñados son solo algunos ejemplos de edificios industriales desaparecidos, sin uso o solo con utilidad simbólica que existen en la capital lucense. Cabe citar entre ellas las que aún quedan en la vieja estación de ferrocarril, en una de las cuales se frustró recientemente un concierto.

Los proyectos para reconvertir la Fábrica de la Luz están atascados y en vía judicial