Un acusado de pegar y retener a su mujer en Burela solo admite que le dio una bofetada

Enrique Gómez Souto
Enrique G. Souto LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

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La mujer intentó escapar por el balcón

13 nov 2018 . Actualizado a las 21:54 h.

Según la acusación pública, el hombre juzgado ayer en la Audiencia Provincial golpeó en Burela con el puño a su mujer e incurrió en detención ilegal al meterla a la fuerza en la habitación. Por ello, la fiscalía pide ocho años de prisión. La defensa solicita la libre absolución de su patrocinado; sostiene que hubo una discusión por un teléfono móvil y que le dio un golpe. La mujer intentó escapar por el balcón.

Lo que ocurrió en el primer piso de uno de los edificios de la avenida principal de Burela el 21 de mayo de 2016, a eso de las dos de la tarde, empezó por una discusión por la tenencia del teléfono móvil de la mujer. De las declaraciones del acusado y de la víctima, se infiere que el hombre vio algunos mensajes que le infundieron celos. No aceptó devolver el teléfono a la mujer. Discutieron y, a partir de ahí, las versiones de uno y otro difieren. El acusado dijo que, como consecuencia de la discusión, ella le pegó a él y, como respuesta, le dio, parece que como un acto reflejo, un golpe con la mano abierta. Negó que la encerrase en la habitación. Y relató que ella intentó descolgarse por el balcón. Dijo que «subió un señor» de la calle, por la vivienda, y la ayudó a entrar en casa.

La mujer, con la que el acusado tiene dos hijos, no mantiene ahora relaciones con él. Explicó que quien era su pareja entonces le expuso su sospecha de que lo estaba engañando. Aseguró que el hombre le dio un puñetazo en la cara, cayó al suelo y recibió más puñetazos. Negó que ella hubiese dado algún golpe al hombre. Afirmó también que la llevó arrastrada hasta la habitación y que bajó las persianas que dan al balcón. La habitación quedó oscuras. Con respecto a la puerta, por lo que declaró se infiere que solo tenía un pestillo por dentro, por lo que no podía ser cerrada desde fuera. Afirmó también que le decía que la mataría. Sea como fuese, parece que la mujer intentó escapar por el balcón y llegó a situarse por la parte de fuera. Fue vista desde la calle, y la dependienta de una tienda llamó a la Guardia Civil. Un hombre subió al piso, entró y sacó a la mujer del balcón.

En la escalera

Cuando llegó, la Guardia Civil la encontró sola, sentada en las escaleras de acceso al piso; tenía los labios hinchados y un chichón en la frente. El hombre estaba tranquilo, en el sofá del salón.