Los «guerrilleros» boinas verdes de San Cibrao desaparecen en los «toxos»

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

ALBERTO LÓPEZ

Del cuartel de la Compañía de Operaciones Especiales 82 ya solo quedan algunas ruinas

22 oct 2018 . Actualizado a las 21:54 h.

De la fuerte implantación militar que tuvo Lugo en los años sesenta y setenta del pasado siglo, ya solo quedan rastros. El cuartel general de los boinas verdes o «guerrilleros», como así se les llegó a llamar popularmente, ubicado en el monte de San Cibrao no es más que un montón de paredes amenazadas por los «toxos». En una parte del terreno situado enfrente al actual Hospital Universitario, tuvo su base la Compañía de Operaciones Especiales (Coe) número 82 del Ejército. Cientos de hombres, que ahora recuerdan en las redes sociales sus vivencias, realizaron allí duros adiestramientos para estar preparados en caso de un hipotético ataque.

ALBERTO LÓPEZ

Los datos históricos reflejan que la gran finca de 1.200.000 metros cuadrados se formó con dos parcelas en las denominadas Penas de San Cibrao, pertenecientes a las parroquias de Pedreda y Castelo y que fue cedida en 1889 por el Ayuntamiento de Lugo al ejército para el emplazamiento de un campo de tiro. Allí acabó emplazándose un cuartel que sirvió para la Coe 82 que acabó siendo desmantelado porque el personal fue trasladado a Figueirido, en Pontevedra, según cuentan algunos conocedores de la historia militar de la ciudad.

En San Cibrao había, además de los locales propios para la pernoctación de los militares, dependencias para la gran cocina, la cantina, las oficinas y también la pista americana donde se realizaban exigentes pruebas. De todo eso quedan solo unas cuantas paredes en pie. Defensa optó por su desmantelamiento en los años ochenta y decidió vender materiales para evitar saqueos.

En las redes, uno de los militares que pasó por San Cibrao cuenta a sus compañeros que ahora en la zona del cuartel está el hospital y añade: «siguen creciendo los matorrales con mi sangre como decíamos en aquella época». Otro boina verde recuerda como todas las mañanas acudían a la ciudad en camiones a buscar el pan y otras provisiones para la cocina de la instalación militar.