Arrancan piedras de la Muralla y las usan para dañar los cristales que dejan pasar la luz para la Domus

Enrique Gómez Souto
Enrique G. Souto LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

cedida

Sustituir los vidrios costará diez mil euros

10 oct 2018 . Actualizado a las 07:56 h.

Que hace falta vigilancia en la Muralla, para mantener este bien Patrimonio de la Humanidad a salvo de gamberros, es algo que solo parecen no creer aquellos que tienen la posibilidad de establecer dicho servicio. Como no lo hay, allí donde se celebran con alguna frecuencia botellones, ya sea en el adarve ya al pie del monumento, se producen daños. Los gamberros borrachos, son más gamberros. En el paramento interior de la Muralla, justo detrás de la Casa do Saber y del Vicerrectorado, faltan numerosas piedras, que, en algunos casos, han servido para golpear los cristales que permiten la entrada de luz natural a la Domus, los restos de la casa romana que se exponen debidamente musealizados in situ en el interior del edificio.

En fotografías facilitadas a La Voz y que acompañan esta información, se puede ver un cuchillo medio oculto entre las piedras; no es descartable que en alguna ocasión haya sido utilizado para facilitar la tarea de extraer algunas de ellas.

El hecho es que en esa parte del paramento faltan una buena colección de piedras, lo que produce una extraña sensación si se compara con el tramo inmediato.

Al pie del muro se instaló una hilera de cristales, que permiten pasar la luz natural a los restos musealizados de la Domus. Son cristales especiales, resistentes, capaces de soportar el peso de las personas. Con las piedras sacadas de la Muralla se les han ocasionado daños evidentes, hasta el punto de que tendrán que ser sustituidos. La operación se llevará a cabo el lunes. El coste de los cristales es de 10.000 euros, según el vicerrector de Cultura del campus lucense, Jesús Varela Zapata.

El citado responsable universitario indica que, a mayores de los daños en el monumento y en los cristales, es frecuente que asistentes a botellones orinen contra la Casa do Saber y el vicerrectorado, de modo que por las mañanas no es infrecuente que una parte de las meadas siga aún en el interior del edificio después de colarse por debajo de las puertas.

Más gamberradas

Varela Zapata cree que algunas piezas del patrimonio deben de ser especialmente preservadas. Uno de ellos, la propia Muralla, que, señala, necesita vigilancia. Destaca el alto coste que supone la sustitución de los cristales, y resalta el hecho de que el paramento de la Muralla tenga zonas con notables «calvas», con falta de piedras.

Gestión fracasada

Asegura que alguna gestión hecha con el Ayuntamiento para tratar de mejorar la seguridad en el entorno no dio resultado, pues la respuesta fue que la seguridad no es competencia municipal. El hecho es que sí depende de la Subdelegación del Gobierno, ahora, como el Ayuntamiento, dirigido por una socialista. Hay que recordar que tampoco es infrecuente que sean arrojadas piedras desde el pretil del adarve del monumento.