El doble concepto «rookie»

LUGO CIUDAD

GONZALO BARRAL

El conjunto lucense se reencuentra con la máxima categoría después de doce años, el compostelano vuelve a arriesgar con jugadores que debutan en la Liga Endesa

27 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

De alguna manera, el concepto rookie acompaña a los dos proyectos que han armado el Breogán y el Obradoiro, aunque de distinta manera. Los dos equipos han apostado por dar continuidad a buena parte de sus plantillas. En Lugo siguen cinco jugadores de los que lograron el ascenso y se suman otros dos que también proceden de la LEB. Los demás (Alec Brown, Sergi Vidal, Cvetkovic, Redivo y el lesionado Norel) estaban el pasado curso en la ACB. Y Kinsey también la conoce. Están llamados a ser pilares.

En Santiago continúan seis jugadores que ya defendieron los colores del Obradoiro la pasada campaña en la ACB, a los que se añade el retornado Kostas Vasileiadis. Hlinason sabe lo que es jugar en la Liga Endesa, si bien la campaña anterior apenas participó en el Valencia y tiene solo veinte años. Brodziansky y Kendall Stephens proceden de la liga universitaria americana. Debutan en la Liga Endesa y el baloncesto profesional. Andreas Obst también se estrena en la Liga Endesa, con 22 años. Y completa la relación de fichajes el veterano pívot belga Maxime de Zeeuw.

En esos contextos, cuando los entrenadores ser refieren a los debutantes, lo hacen desde diferentes ópticas.

«A veces hablamos del sarampión del rookie -reflexiona Moncho Fernández-. Vienen de una realidad que es muy diferente de la que luego se encuentran. A un rookie tienes que explicarle el significado de la palabra basketaverage. Hace dos años un equipo se salvó por el basketaverage. Cada canasta es importante. Ellos vienen de realidades donde muchas veces los entrenadores les dicen no hagas faltas porque tienes que estar aquí mucho tiempo. Apostaría a que los entrenadores que estamos en esta mesa diríamos no dejes que haga canasta y hazle falta. Gasta la falta que ya saldrá otro compañero. Ellos chocan con una realidad diferente, con una realidad táctica también diferente. El baloncesto que juegan depende mucho de los programas de los que vengan. Muchas veces, bajo el epígrafe americano metemos todo, y un jugador que venga de Iowa, Duke o Kentucky, de un gran programa, no tiene nada que ver con otro que viene de un programa más pequeño, cuya formación táctica es menor, o su nivel de competitividad. Cada jugador es un mundo».

Salto de categoría

La reflexión de Natxo Lezkano va por otra vía: «Nosotros no tenemos rookies pero sí tenemos jugadores a los que, a pesar de jugar en España o ser españoles, hay que enseñarles lo que es la Liga, porque hay muchas diferencias. Lo que en una categoría es un tiro cómodo, en la otra no lo es. El ritmo de ejecución de un tiro varía mucho, tienes que cambiar incluso la forma en que realizas ese tiro. Hay muchas cosas, no a nivel táctico, que puede ser un programa u otro, pero sí a nivel técnico, como conocer la categoría. El nivel de arbitraje es diferente, pasas de ser capitán general en una categoría a ser el mindundi en otra. Tienes que asimilarlo y no es fácil. Como club somos rookies, aunque de una entidad con mucha historia. Doce años nos han apartado bastante de la ACB. A los jugadores nos pasa lo mismo, a pesar de no tener jugadores que no vienen directamente de la Universidad. Es otro mundo».

Sea como fuere, los dos técnicos tienen claro el contexto en el que se mueven. «Hay que adaptarse a lo que tienes, sacarles lo mejor y hacer un baloncesto que, sin renunciar a tus principios, sea lo más práctico posible», apunta Lezkano.

«Tienes que buscar, dentro de tu estilo innegociable, aquellas alternativas que te ayuden a ganar partidos, que al final es de lo que se trata», resume Moncho Fernández. La conclusión es la misma para dos equipos de distinto corte.