Mirella López: «Mi tratamiento del cáncer se lo debo a la investigación»

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Carlos Castro

Su madre y su hermana murieron de cáncer de colon con 37 y 35 años y a ella, que estaba sometida a controles para este tipo, le diagnosticaron uno de mama con 41

25 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

CMirella López Díaz, voluntaria de la Asociación Española contra el Cáncer en Lugo, era un de las personas que ayer recogía firmas en la rúa da Raíña en apoyo del manifiesto por la investigación en cáncer en España. Es muy consciente de lo que reivindica: aumentar la supervivencia en España a esta enfermedad en un 79% en 2030. Cuando tenía 10 años perdió a su madre. Murió de un cáncer de colon. Años después fue a su hermana a la que se lo diagnosticaron. Falleció al día siguiente de una operación. Y, con 41 años, -tiene ahora 45 recién cumplidos- le localizaron a ella un cáncer de mama. Se integró en la asociación que preside en Lugo Mariluz Abella poco después de finalizar sus sesiones de radioterapia, con el ánimo de «poder hacer algo».

-¿Qué significado tiene para usted la investigación?

-Es algo para toda la sociedad. Es importante hacerlo porque se pueden conseguir mejoras en los tratamientos. En mi caso, cogieron el tumor a tiempo, pero en el caso del metastásico la esperanza de vida es mucho más baja. El mío es hormonal y tengo un tratamiento. Tomo una pastilla diaria y me pongo una inyección una vez a la semana. Estoy bien y, sino se hubiese investigado en ese terreno, yo no tendría este tratamiento. Hago vida normal y me cuido.

-¿Cómo cambió su vida después de que se lo descubrieran?

-Cuando me diagnosticaron el cáncer de mama no estaba preparada para ello. Me hago revisiones cada dos años de colon por mis antecedentes familiares y mi reflexión fue en aquel momento: «A mi este no me toca. No me puede tocar esto ahora». Fue muy duro, Tengo una hija y un hijo y, cuando te dicen que tienes cáncer, empiezas a darle vueltas a la enfermedad. Tuve que contárselo. Uno tenía ocho años y el otro diez. No me arrepiento de nada porque se involucraron en los cambios que hice en casa. Me preguntaban dudas y yo les respondía porque no quería que les pasara como me ocurrió a mí con mi madre. De su enfermedad no se hablaba. Creo que es peor no hacerlo. Lloramos mucho los tres ese día, pero ayudó. Si me veían cansada me preguntaban y lo entendían. Están muy involucrados. Mi hija por su cumpleaños llevó al colegio pulseras de la asociación, en lugar de dulces.

-¿Hay que hablar de la enfermedad en familia?

-Creo que es muy importante vivir la enfermedad en familia. Mi puntal más grande es mi marido que siempre está ahí. Lloramos junto, reímos y me acompaña a todas las consultas, aunque no sean muy importantes. Yo nunca oculté nada. Me tocó y me tocó. No es algo para esconder como antes. Mi hijo de 10 años me decía: «Tu madre se murió cuando tú tenías mi edad. ¿Tú te vas a morir». Mis hijos sabían lo que estaba pasando y pudieron preguntar y llorar. Yo cuando tenía su edad no pude hacerlo y eso me marcó. La enfermedad realmente cambió nuestras vidas.

-¿En qué?

-En muchas cosas, empezando por la alimentación, aunque ya lo hacía por el cáncer de colon. No tomo azúcar, hago deporte y tengo otra filosofía de vida bastante diferente. Me tomo las cosas con más talante y relativizándolo todo. Antes me estresaba, ahora no. Lo primero es lo primero y aprendes a establecer prioridades.

-¿Cómo llegó al voluntariado?

-Para no pensar en la enfermedad me centré en ese momento en la alimentación y, cuando acabé la radioterapia, me hice voluntaria porque quería ayudar y aportar algo.

«Creo que es muy importante vivir la enfermedad en familia. Mi puntal es mi marido»

«Mi hijo me preguntó si me iba a morir como su abuela. Yo tenía los mismos años que él»