Cómo es pasear por el centro en silla de ruedas

maría m. guntín / s. v. LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

OSCAR CELA

Las afueras tienen mala accesibilidad, así como el Rato y en el centro hay deficiencias

02 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Un mundo más justo e igual para todos, sin importar el sexo, la edad o la condición de cada uno. Esta debería ser la finalidad para cualquier ciudad que luche por no discriminar a nadie. Pero la situación es bien distinta para las personas que se ven obligadas a usar silla de ruedas, para aquellas madres y padres que arrastran el carro de un bebé o para las personas mayores.

A pesar de que Lugo es considerado un destino turístico, para aquellas personas que tienen una movilidad reducida la realidad es que al llegar aquí es difícil conseguir una habitación adaptada. Pero muchas veces el problema llega al entrar en el hotel, por rampas inadecuadas y aseos inadaptados para los usuarios.

Barreras en mayúsculas

 

En un primer tramo de unos 300 metros, al dar un paseo con una usuaria de la asociación Auxilia que prefiere permanecer en el anonimato, las primeras deficiencias del centro de Lugo en lo que a accesibilidad se refiere ya salen a la luz. Los escalones en diversos comercios son las primeras barreras que limitan la vida diaria de esta mujer, que está vetada a entrar en determinadas tiendas. «A veces alguien sale y se ofrece a ayudarme; pero es imposible, porque mi silla pesa 120 kilos», explica. Y es que la limitación es tan grande que hasta para tomar café es necesaria una planificación para saber a dónde puede entrar.

Son estos escalones los que generan dependencia y limitan a las personas que van en silla de ruedas o que tienen una movilidad reducida. Ir al cine también es una odisea, y es en Abella donde mejor pueden acceder, ya que en As Termas solo pueden colocarse en la primera fila, porque el centro no cuenta con un sitio habilitado. «Acabamos con un dolor de cuello insoportable», explica la usuaria.

No hay contenedores adaptados para los minusválidos en la ciudad. Asimismo, aunque el transporte urbano sí está adecuado, para ir en autobús a Monforte, Viveiro o Santiago de Compostela «es necesario que reserven con un mínimo de 48 horas de antelación y con un horario restringido», explica la mujer. El adoquín a la entrada de O Vello Cárcere es otro muro que dificulta el acceso al centro. Por otra parte, los comercios de Camiño Real son totalmente inaccesibles.

El presidente de la asociación Auxilia, Aquilino González, explica que en las barreras están «en la zona norte de la ciudad» y en las calles que «bajan desde la avenida da Coruña». El centro de salud de San Roque, ya inaccesible de por sí, también es imposible para las personas con movilidad reducida o que van en sillas de ruedas. «Los bares nuevos tienen que cumplir la normativa, pero los otros pasan licencias de mano a mano y no tienen que hacer reforma», explica el presidente.

Asimismo, en Lugo hay cinco taxis adaptados para los usuarios con discapacidad. La Catedral recibe otro suspenso en esto de la accesibilidad, y es que es imposible pasar con una silla de ruedas por las piedras. Antes una rampa ayudaba a los usuarios a entrar en el templo, pero ahora ha desaparecido y no la han repuesto. El paseo del río Rato, cuyo acceso es horrible para ir en silla de ruedas, es muy estrecho, está lleno de hoyos y cuenta con muchos desniveles a lo largo del tramo.