Bicherío

Antón Grande OPINIÓN

LUGO CIUDAD

18 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Me comentaba una amiga con cierto estupor y extrañeza, que hace unos días vio a un caracol, algo que era muy frecuente hace unos años por estas tierras pero que ahora se ha convertido en casi una noticia.

Es cierto que el mayor número de caracoles que uno recuerda aparecía por el mes de mayo, con la llegada de la primavera y también con las primeras tormentas, que parecían sacarlos de su letargo. Pero este año, a lo que se ve, ni primavera ni verano.

No es el único bichejo que ha quedado bajo mínimos en su presencia. ¿Cuántas lagartijas se pueden ver hoy tomando el sol en la muralla o en los muros de las corredoiras? Hace poco vi una, que conste o sea, una insignificancia.

Del lagarto arnal ya ni hablo pues no recuerdo haber visto uno desde hace años y los grillos solo se escuchan Tímidamente en algunos campos de los alrededores de Lugo.

En el parque Rosalía de Castro, en el de Frigsa o en la Alameda o en cualquier calle de la ciudad apenas si se cuentan con los dedos de una mano los gorriones que saltan buscando las migajas que dejamos o se refrescan en alguna charca. Hace unos días, en un paseo por el parque Rosalía, a penas sí conté tres de estos pajarillos, aunque sí abundaban los cuervos y las urracas, ambos pájaros carroñeros lo cual no es muy buen augurio.

De ser cierto, como así parece que es lo del cambio climático viendo lo visto, nos vamos a encontrar en septiembre, octubre y hasta en noviembre, con los grillos amenizando los campos, caracoles a tutiplén por los prados, numerosas lagartijas calentándose al sol y bandadas de gorriones poblando árboles y parques. De ser esto así, echémonos a temblar.