Hasta la jardineras se deshacen en el entorno del quiosco de la Diputación en la vaguada del campus

Enrique Gómez Souto
Enrique G. Souto LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

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Las escaleras se deterioran con rapidez y en la que da a Alfonso X hay tramos casi cubiertos de tierra y arena

12 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Estaba pensado como un rincón agradable, a modo de mirador, que rematase la ladera de la vaguada del campus antes de su encuentro con la N-VI. Y lo fue, hasta que hace años quedó abandonado el quiosco (cerrado, deteriorado y con pintadas), propiedad de la Diputación, y todo lo que lo rodea. Las escaleras desde Alfonso X dan una imagen lamentable de este acceso a la capital. En el resto del entorno, la situación de deterioro se repite.

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Las escaleras de acceso al quiosco y a la senda que conduce a la pasarela peatonal sobre la N-VI hace tiempo que no ven la escoba de un barrendero. La tierra y la arena cubren una gran parte de los escalones y forman una capa notablemente gruesa en el rellano. Pero peor es aún la imagen que da una de las grandes jardineras que en su día adornaron esta escalinata.

Las paredes de la jardinera se han caído y la tierra que contenía se extiende por su entorno. Detrás del muro que delimita la escalinata por el lado de la N-VI crece tan abundante la maleza que no tardará en llegar a la altura de la luminaria de una de las farolas.

Pese al estado de abandono, alguien envía desde la Diputación ocasionalmente a un operario a realizar reparaciones necesarias porque, la avería, puede provocar peligro. Así, ha sido repuesto en su sitio el tramo de la albardilla del muro que rodea el quiosco que se había desprendido y caído sobre la senda peatonal.

Lo que nadie repara, pese a que llevan largo tiempo seriamente deterioradas son las escaleras que desde la pasarela sobre la N-VI permiten acceder directamente casi a la explanada del Pazo dos Deportes. De algunos escalones, apenas quedan unas piedras que en su día soportaron las lajas.

Entre gamberros y buscadores de hierro y cobre han dejado sin rejilla la canaleta inmediata al quiosco y desmontado alguno de los focos instalados a ras de suelo.

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Al otro lado de Alfonso X, prácticamente en la intersección con la N-VI, hay una fuente del todo inútil. Fue obra de una escuela taller. Aún conserva uno de los cartelitos que avisan de que el agua no es potable. Pero no hay agua; por no haber, no hay ni grifo. Lo que sí hay son restos vegetales abundantes en el amplio semicírculo murado que la rodea. O de la fuente vuelve a manar agua o parece recomendable buscar otra solución para el ornato de este rincón entre la N-VI y la avenida Alfonso X.