Así viven dos italianos Arde Lucus

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

óscar cela

Llegaron a la ciudad casi al mismo tiempo que empezó a celebrarse la fiesta romana

18 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Son aproximadamente una quincena los italianos asentados en la ciudad de Lugo. Prácticamente se conocen todos y en ocasiones puntuales se reúnen. Dos de ellos, vinculados al sector de la hostelería que es el mayoritario entre el colectivo, y el que mayor partido económico saca de Arde Lucus, cuentan cómo viven estos días en los que Lugo intenta recuperar su pasado romano con una fiesta que crece. Leonardo Zordán y Raffaele Cugini aseguran que no conocen ninguna celebración similar en su país. Sus respectivos trabajos y las obligaciones familiares no les permiten disfrutar de la fiesta en la calle con la intensidad de los inicios.

Raffaele Cugini, maestro heladero y Leonardo Zordán, restaurador cuya especialidad es la pasta, viven en Lugo desde hace casi tanto tiempo como el nacimiento de Arde Lucus en el año 2002. Ambos llegaron a la ciudad de las murallas en el 2004, formaron una familia y se quedaron.

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«Hay muchas fiestas en Italia, pero la mayoría de ellas medievales. Romana no conozco ninguna», aseguró Leo Zordán. Este italiano, de la zona más próxima a los Alpes, casi en la frontera con Suiza, tampoco entiende muy bien, al menos eso comenta con la retranca contagiada en sus años de residente en Lugo, la razón por la que «festejáis a los invasores». Ahora, desde hace unos años, ya no se caracteriza o si lo hace lo decide prácticamente en el momento. De lo que no tiene duda alguna es qué papel elige en unos años en los castrexos se están imponiendo en las fiestas lucense: el de César. Confiesa que tiene la túnica desde hace ya tiempo. Se la hizo su madre, de quien dice que es una buena costurera.

Las fiestas lucense coincidieron en alguna ocasión con la visita a Lugo de familiares de ambos procedentes de Italia. «Se quedaron alucinados. No se esperaban nada similar a lo que encontraron. Para ellos fue una sorpresa muy grata e inesperada». «Un año -asegura Leo- vinieron mis padres y disfrutaron mucho con los niños».

Para este italiano la fiesta se ha masificado bastante y está perdiendo parte de su esencia inicial, lo que valora que resulta bastante incómodo para parejas con hijos pequeños andar con ellos por las calles llenas de gente. De todas formas el titular de Mangiarte, un restaurante especializado en cocina italiana, que tiene dos sedes, la calle Miguel de Cervantes y la plaza de abastos, no ve con buenos ojos que la fiesta de junio llegue a desplazar a las patronales de San Froilán.

Más trabajo

Raffaele Cugini también recibió en Arde Lucus la visita de un amigo de su padre que se dejó sorprender gratamente por los acontecimientos que se vivían en la calle. El experto en la elaboración de helados artesanos reconoce que disfrutó de la fiesta hasta que su negocio le demandó más dedicación. Pese a ello está atento al programa y es consciente de que todos los días hay actividades durante toda la jornada, que se prolongan por la noche. «Es impresionante», confiesa. Su trabajo se multiplica porque desde el obrador de Bispo Aguirre tiene que hacer frente a las necesidades de suministro de las tres tiendas -Sarria y Ruanova son las otras dos- con lo que la semana antes ha de empezar a hacer las previsiones.

«En Italia no conozco ninguna fiesta como Arde Lucus. Son casi todas medievales y reducidas a localidades más pequeñas. No se implica, como en Lugo, toda una ciudad de cerca de 100.000 habitantes», asegura Raffaele.

En Fiordilatte, su heladería, habitualmente se caracterizan todos los empleados para atender a los clientes, al igual que otros hosteleros.