La izquierda, frente al espejo de la ordenanza de civismo

Enrique Gómez Souto
enrique g. souto PULSO LUCENSE

LUGO CIUDAD

20 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Pasolini escribió en la Italia de 1975 que, para entonces, como era evidente, no era la izquierda la que había hecho la revolución, sino el capitalismo «utilizando a democristianos y comunistas»; aquí, en España, conviene sustituir comunistas por socialistas. Es cosa que puede darse por probada que quienes dirigen la política lucense, quizá salvo alguna honrosa excepción silente e ignorada, con suerte, solo saben de él que firmó algunas películas «raras», que era homosexual y que lo acuchilló un chapero en Ostia. Y es lástima que sea así, porque de su lectura quizá podría sacar eso que se llama «la izquierda» algunas lecciones aplicables también en Lugo, por ejemplo frente al desopilante proyecto de ordenanza de civismo.

La izquierda atraviesa momentos difíciles. Lugonovo es, en realidad, el fruto de ese ya largo desencuentro que los votantes de izquierda tienen consigo mismos, así en Lugo como en gran parte de Europa. Las elecciones locales del próximo año dirán si Lugonovo se mantiene como el refugio del voto del enfado de la izquierda consigo misma o si ya ni siquiera merece tal consideración. El cabreo del votante de izquierda parece ir en aumento. Y no es para menos; ACE, franquicia municipal de EU y poco más, vive instalada en el proyecto de largo alcance que es el comunismo, en el que tienen poco peso las preocupaciones municipales.

En el Bloque, sujeto a la columna de la UPG, hay breves destellos de inteligencia de izquierda, que brillan cuando no los opaca la losa nacionalista. La oposición del BNG a la desafortunada propuesta de ordenanza cívica es probablemente lo más estimulante de cuanto ha deparado la política municipal en el actual mandato. Esa misma propuesta de ordenanza es también la mejor demostración de que el PSOE, como partido de izquierda, dejó de existir hace mucho tiempo, al menos en Lugo. De los hombres y mujeres, aún jóvenes, que lo dirigen puede decirse con igual vigencia lo mismo que dijo Pasolini de la juventud italiana: creen hacer izquierda usando unas armas que llevan la marca de fábrica del capitalismo y con las que solo refuerzan su hegemonía. Véase sino la proyectada ordenanza de civismo y el tufillo ideológico que desprende.