Los empresarios dicen que se necesita confianza para invertir y relanzar el barrio
18 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.
Confianza. Esa es la palabra clave, según se indica en el sector de la construcción, para que intervenir en A Milagrosa resulte atractivo para los inversores. Y para conseguirla, sugieren algún tipo de acuerdo -dicen que hay fórmulas ya ensayadas con éxito en otras ciudades- con la Administración, de modo que quede asegurada, por ejemplo, la expedición de las licencias en plazos razonables, así como la renovación de la infraestructuras e incluso mejoras en el diseño urbano. Esta opinión recogida entre conocidos empresarios de la construcción viene a complementar la expuesta por la asociación de vecinos más numerosa, que opina que la situación del barrio exige un cambio inmediato antes de que se vuelva marginal en su zona más antigua. Mientras, los trámites para solicitar la declaración de área de regeneración y renovación urbana parecen estar, sino atascados, casi parados o, al menos, sin avances significativos.
El escritor Héctor Castiñeira, milagrosista, aludió en el pregón que pronunció como apertura de las fiestas de A Piringalla al deterioro que sufre el barrio en el que se crió. Y es que el estado de cosas en la parte más antigua va a peor: edificios en ruina, otros tapiados, alquileres de bajo coste por el deficiente estado de los inmuebles, okupaciones, constante pérdida de locales comerciales. Este panorama lo pinta alguien tan poco alarmista como el presidente de la Asociación de Veciños, Comerciantes e Industriais de A Milagrosa, Jesús Vázquez. Por ello, dice, el ARRU es más necesario para el barrio que el agua de mayo. Al margen de que prefiere no hablar mucho acerca de cómo se están haciendo los trámites en el Concello, para conseguir el área de regeneración urbana, apunta cierta preocupación por el interés (el escaso interés, hay que entender) que puedan demostrar muchos de los propietarios de las casas, gente de edad avanzada.
Licencias, la clave
Así las cosas, La Voz preguntó a alguno de los más representativos empresarios de la construcción en Lugo por qué no parecen tener especial interés en intervenir en esta parte de la ciudad, tan próxima al centro urbano que podría incluso llegar a ser considerada parte del propio centro. La primera respuesta se centró en el desánimo que causa el largo plazo que exige conseguir la necesaria licencia municipal de obras. Hay que recordar que la APEC, junto con otros sectores profesionales vinculados al urbanismo, ya han dejado clara su queja al gobierno local. Las medidas que aplicó no parecen pasar de ser parches de dudoso resultado.
Los empresarios indican que en la actualidad la financiación de las obras no constituye ningún problema. El verdadero problema, señalan los consultados, es la falta de confianza. Por ello, consideran que podría tener efectos muy positivos el establecimiento de acuerdos entre la iniciativa privada y la Administración, que garanticen, por un lado, la agilidad en los trámites y, por otro, inversión en las mejoras infraestructurales que son necesarias en esta parte de la ciudad. Junto a edificios de interés, porque representan un modelo racionalista de un determinado momento del urbanismo lucense, en esta parte de Lugo hay una acusada carencia de espacios públicos, así como la necesidad de mejorar infraestructuras.