Una casa de mayores para vivir en familia

Suso Varela Pérez
suso varela LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Alberto López

Tres hermanas abren en una aldea de Lugo un nuevo modelo de residencia, construida toda de madera

23 may 2018 . Actualizado a las 17:54 h.

Las hermanas Núñez Pérez se embarcaron hace cuatro años en una aventura que ahora parece que llega a su fin: Abrir la primera casa de mayores de Lugo, construida toda de madera y pensada para funcionar como una casa familiar que acoja a una docena de personas que por diferentes motivos necesiten cuidados.

Las tres hermanas trabajaron en el ámbito del cuidado y la atención de personas. Eva era enfermera en geriátricos y un día propuso a sus hermanas Mercedes (terapeuta) y Ángeles (educadora social) abrir una casa que se alejase del tradicional modelo de residencia de mayores. La idea caló y comenzaron a desarrollarla bajo una premisa clara: «Nos preguntamos, si fuésemos mayores, dónde nos gustaría vivir y ser atendidos, dónde nos gustaría estar?».

El siguiente paso fue decidir el lugar donde abrir tan singular negocio y la construcción más adecuada. Entró en escena el arquitecto José Ángel Carreira, quien les propuso un edificio totalmente hecho de madera, que respetase la tipología de la casa rural gallega y donde la luz y los espacios tuviesen el protagonismo para ofrecer una sensación de paz y tranquilidad. Carreira ya tiene experiencia en este tipo de construcciones, como demostró en la guardería de Sanxillao hecha en madera.

El edificio, ubicado en la aldea de Penarrubia, en la parroquia de Orbazai, a solo cinco kilómetros de Lugo, llama la atención por su singular fachada. Se ubicó en una parcela de 6.500 metros cuadrados, de los que 500 son de la casa. Está ideada para albergar a 12 personas, en habitaciones dobles, y con salas habilitadas para rehabilitación, consultas y enfermería, además de una sala polivalente para leer, jugar y charlar y que conecta con el comedor y la cocina.

«Nuestra idea es que las personas que vengan estén como en una familia, que unas a otras puedan compartir sus vidas y no se sientan aisladas», explican las promotoras. Para conseguir esta idea apostaron por una casa de solo 12 personas y sin límite de edad ni de dependencia. «O outro día falamos cunha persoa que tiña 50 anos e deulle un ictus e necesitaba que durante uns meses puidera recuperarse nun sitio tranquilo e con coidados específicos ou un señor que só necesita que lle fagan a comida e coa súa idade xa non quere saber nada de facturas e prefire estar tranquilo».

Destacan que su casa de mayores no es del estilo comunitaria: «Visitamos algunhas e nelas non admiten a persoas dependentes, aquí cremos que poden estar todas os que necesiten unha axuda», señalan. Pretenden alejarse de los tópicos de geriátricos o residencias y apuestan por un espacio «onde as persoas vexan que están arroupadas emocionalmente, que isto sexa como un fogar».

Después de sobrellevar varios meses de problemas burocráticos y administrativos de todo tipo, en breve abrirán la casa. Estos días tienen jornadas de puertas abiertas para que cualquiera pueda conocerla por dentro y preguntar cómo será el funcionamiento y los servicios que ofrecerá, entre ellos el de cocina, que corre a cargo del hijo de Ángeles, Jesús, formado en la Escuela Superior de Hostelería. Los menús se adaptarán a cada uno de los residentes, pero los platos estarán elaborados con productos ecológicos, en consonancia con el edificio y el entorno, respetuoso con el medio y que tiene cuenta los detalles: todas las camas están orientadas al norte y son de madera, el edificio tiene orientación al sur para recibir el mayor número de horas de luz y sol, todas las pizarras del tejado fueron hechas a mano, las chimeneas son diseño exclusivo del propio Carreira y hasta las ventanas son más bajas de lo habitual para permitir que si un residente está sentado o en la cama tenga vistas del exterior.