Un preso y dos policías como testigos en en un juicio por 0,204 gramos de heroína

Enrique Gómez Souto
Enrique G. Souto LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

kike

Al ghanés acusado, que no es consumidor y negó los hechos, le imputan también la venta de un gramo de marihuana

10 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Es un cuento lo que le montaron», dijo ayer en la Audiencia el abogado del ghanés acusado de vender droga en la capital lucense. Testigo en este caso fue el presunto comprador de la droga, que lleva quince meses en prisión y no recordaba al acusado, porque, para él, «todos los morenos son iguales»; declararon también los dos agentes de policía que intervinieron en este caso. Al supuesto cliente, los policías le encontraron una papelina de heroína (0,204 gramos) y marihuana (1,1 gramos). La fiscalía pide tres años de prisión, a sustituir por la expulsión del territorio nacional y la prohibición de entrar en España durante seis años; también una multa de 80 euros.

El acusado, que negó que se dedique a la venta de droga, relató en su declaración en sede judicial que sobre las 15,40 horas del 16 de septiembre de 2016, cuando lo interceptó la policía en el entorno de Manuel Becerra, volvía del mercadillo de Frigsa, donde había comprado un teléfono móvil para su madre por cinco euros; pagó con 20 y le devolvieron tres billetes de cinco euros. En ese recorrido, según dijo, no se encontró ni habló con nadie. El abogado del acusado pidió la libre absolución. Destacó que reside en España desde 2007, y que está arraigado; desempeña trabajos de temporada. El supuesto comprador de la droga, que lleva más de un año en prisión, no reconoce al acusado y, por haber sufrido un ictus, su testimonio es, según la defensa, «de dudosa procedencia». Según su interpretación, el testigo indicó que la marihuana la había adquirido previamente. El acusado no es consumidor, no lo era al menos, según el abogado, en el momento de los hechos juzgados ayer. El testigo también manifestó que «en Lugo hay mucha gente de color haciendo esas cosas», es decir, que se dedica a vender droga.

De lo expuesto por los policías que declararon se infiere que, por un informe de agentes de seguridad ciudadana, tenían noticia de que en el entorno en el que se produjo la supuesta compraventa de droga se desarrollaba este negocio ilícito. El abogado puntualizó en algún momento que en dicho informe se habla de una persona alta y muy delgada, descripción que no se corresponde con la del acusado.

La declaración de los agentes fue clara y coincidente. El abogado de la defensa no dejó escapar la posibilidad de buscar debilidades en el testimonio de los policías; a uno de ellos le dijo que cómo no había perdido de vista al presunto comprador mientras lo seguía en coche hasta el Sagrado Corazón, cómo podía saber qué había pasado en el otro coche.

El fiscal mantuvo su petición de condena. El abogado defensor hizo constar que su patrocinado atendió en todo momento a las obligaciones que le corresponden como encausado. De hecho pidió permiso judicial para viajar a Ghana y retornó.