Jinetes versátiles: de los desfiles de la Castellana al Camino de Portomarín

Tania Taboada

LUGO CIUDAD

Esta unidad de la Benemérita actúa con equinos y posee las mismas competencias que los grupos de reserva y seguridad

30 abr 2018 . Actualizado a las 19:48 h.

A los lomos de Jacetano, el cabo primero de la Guardia Civil Rubén Rodríguez vigila estos días varios tramos del Camino de Santiago a su paso por la provincia de Lugo junto a otros agentes destinados en el Escuadrón de Caballería, una unidad especializada y con las mismas competencias que los grupos de reserva y seguridad. Pese a que el caballo estuvo presente en los orígenes del Cuerpo, no fue hasta 1958 cuando se creó esta unidad, cuya sede se encuentra en la localidad madrileña de Valdemoro. Estructurada en cuatro secciones, en ella prestan servicio un centenar de agentes y a su mando se encuentra un comandante, y como segundo jefe, un capitán.

El Escuadrón de Caballería de la Guardia Civil es un servicio muy voluble y con una idiosincrasia muy especial y al uso. Empezó como acto protocolario para desfiles, galas, honores..., pero una vez vista su versatilidad empezó a formar parte de la agrupación rural y se encuadró con los GRS (Grupos de Reserva y Seguridad) y se utiliza como antidisturbios en casos muy extremos. «Además de actos y honores, prestamos servicio en seguridad ciudadana, orden público y en protección a la naturaleza. En cuanto al Camino de Santiago, nuestra principal misión es prevenir y dar seguridad. Es un servicio apasionante y muy gratificante, porque la mayoría de los peregrinos y ciudadanos nos paran y nos agradecen el trabajo. Patrullar a caballo tiene muchas ventajas, porque podemos acceder a sitios por donde no nos ven y sin hacer ruido. Nadie sabe por dónde vamos a salir, y esto es clave en prevención»», explica el cabo primero, que lleva en esta unidad 17 años.

Por toda España

Desde Madrid, camiones oficiales de transporte de ganado y guiados por guardias de la unidad, que en años anteriores ejercieron de jinetes, trasladan a los equinos a los lugares donde son demandados. A la par viaja una furgoneta oficial, cuyos ocupantes son guardias-jinetes y tutores de cada caballo. «Los animales entran en base con edades comprendidas entre los cuatro y seis años. Se les bautiza y se les enseña a trotar, galopar, acostumbrarse al ruido... Suelen estar un año adquiriendo conocimientos, y en función del equino, se saca a la calle. Se hace un entrenamiento progresivo para que se adapten a los diferentes medios y no se pongan nerviosos en determinadas situaciones. Hay que tener en cuenta que el caballo es un animal, es asustadizo por naturaleza, y el mejor del mundo reacciona como tal», explica Rubén Rodríguez, que añade que cada agente tiene un equino asignado y este posee su cartilla con su nombre, número de identificación, saneamiento...

Los animales, que se alimentan de pienso, heno y paja, son todos machos. «Vamos a ferias y hay más caballos. De llevar alguna yegua, podría haber altercados», indica el cabo primero. Una vez al año, altos mandos de la unidad, junto con un capitán veterinario cinológico, suelen acudir a picaderos y adquirir animales que ya tienen fichados a priori, dado su perfil idóneo para estar en el Cuerpo.

Los agentes de esta unidad se encuentran repartidos por toda España. Mientras una escuadra está velando por la seguridad en tramos del Camino de Santiago a su paso por Lugo, otra presta servicio en conciertos y romerías de otros puntos. «Nuestro trabajo también se desarrolla ahora en la prevención de incendios y en las desapariciones de personas», indica el cabo primero, que recuerda una de las últimas en las que participaron: la búsqueda del pequeño Gabriel, en Almería.

Además de suponer un gran esfuerzo físico, cuando los agentes están en base se dedican a montar, a planes de instrucción y prácticas antidisturbios, a preparar los potros para trabajar en la calle y a todo tipo de labores de mantenimiento de la unidad: picaderos, herradores, veterinarios... Muchas cosas de una unidad que llevan ellos.

En cuanto a la indumentaria, se adapta al contexto. Si se trata de un servicio de prevención y vigilancia, los jinetes visten un casquet, un polo básico del Cuerpo, pantalón elástico y de monta y botas. Si actúan en antidisturbios o van agrupados con el GRS, llevan un uniforme negro. Para desfiles como los del 12 de octubre o actos protocolarios (en la Moncloa, con la Casa Real...), los guardias llevan el uniforme de gran gala. En suma, una unidad de honores y de protocolo y fiel reflejo de una larga tradición en el Cuerpo.