Los buscadores de los tesoros de Lugo

Suso Varela Pérez
suso varela LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Alumnos del Colegio María Auxiliadora crean códigos QR con los espacios más turísticos de la ciudad

23 abr 2018 . Actualizado a las 11:51 h.

Con tiempo, esfuerzo y ganas se pueden llevar adelante iniciativas educativas que rompen la monotonía curricular de los alumnos y a la vez, quién sabe, aportar conocimientos y propuestas para mejorar el entorno. Un ejemplo lo han puesto en marcha este curso los alumnos de primero de la ESO del Colegio María Auxiliadora de Lugo: elaborar códigos QR que sirvan de audioguía sobre los monumentos y espacios más emblemáticos de la ciudad.

La propuesta partió de la profesora de Gallego y que también imparte la materia de libre configuración de Oratoria, Begoña Rodríguez, quien pensó en un método educativo interdisciplinar que obligase a los alumnos a salir a la calle a buscar con su cámara y su bolígrafo y papel «os tesouros» de Lugo, para después plasmarlo en la guía de la ciudad y a la vez presentarlo de manera oral en el aula.

Cada alumno se hizo cargo de un espacio o monumento de Lugo y se documentó, lo visitó, hizo preguntas a las personas que trabajan o viven cerca, y con todos esos datos creó una ficha que se grabó en audio para hacer el código QR. «Para facelo traballo puidemos empregar os ordenadores que temos do programa Abalar, que nos permite buscar información e dispoñer de ferramentas para facelas audioguías», explica Begoña Rodríguez, profesora que también impartió clase en el colegio de Monforte Torre de Lemos, antiguo Divina Pastora.

La docente indica que conocía una acción formativa parecida en el colegio asturiano de Llanera. Fue a través de un profesor que conoció en un curso de Lengua y Literatura en Santiago, y en aquel caso hubo colaboración del Ayuntamiento de Llanera para utilizar los datos y los códigos QR que elaboraron los niños asturianos.

Mucho mérito

Begoña Rodríguez quiso destacar el enorme mérito que tuvo para los alumnos hacer esta audioguía de Lugo, ya que la materia de Oratoria solo es de una hora a la semana, con lo que el trabajo de campo tuvieron que hacerlo los niños en sus horas fuera del ámbito escolar. Los chavales, que iban por grupos de cuatro o cinco, llevaban una tarjeta donde se explicaba que estaban haciendo un trabajo escolar, y se dedicaron a investigar los diferentes monumentos de la ciudad. Muchos tuvieron también el apoyo de los padres, que los acompañaron en la tarea

«Non só aprenderon con este traballo as competencias lingüísticas, as dixitais e as propias da dialéctica, senón que tamén aprenderon a coñecer a súa cidade, a vela dun xeito diferente, a deterse a coñecer historias que doutro xeito ao mellor non o farían», explica la profesora. Otro aspecto que destaca la docente es el trabajo colaborativo que supuso hacer todo el proceso de elaboración de los códigos QR, ya que los chavales trabajaron en grupo, investigaron, se desplazaron al lugar y redactaron los textos, con su correspondiente foto al lado. «Eu chámolles os buscadores do tesouro de Lugo, porque diso se trataba, de que coñecesen os tesouros que garda a súa cidade e que tiveran inquietudes para descubrilos», explica Rodríguez.

Otro aspecto que explica esta docente que pretende llevar a cabo con los alumnos, además de fortalecer las destrezas orales y escritas de los chicos, o su competencia en aspectos como la innovación y el uso de herramientas digitales, es el afán de superación y, sobre todo, «saber moverse polo mundo, que aprendan a interaccionar».

¿Tendrán utilidad?

Todo el trabajo que desarrollaron de audioguía de Lugo con códigos QR aún está por terminar por completo. Participaron 45 alumnos de dos cursos y sueñan con que sus trabajos, por qué no, pudiera servir de algo al Concello de Lugo. «Non sei, as follas que fixeron poderían valer para repartir por centros sociais, bibliotecas ou outros colexios, xa non falo de levalas ao ámbito das oficinas de turismo», señala Rodríguez. Sería, afirma, una manera de que los niños pudieron comprobar que su trabajo académico tuviera visibilidad y ayudaría a motivar futuras empresas educativas.